A pesar de que el Consenso de Washington rechazó las políticas industriales, el hecho es que ellas se mantienen vigentes en muchos países de América Latina y el Caribe.
Hoy en día su conveniencia se discute tanto en la teoría como en la práctica, como es el caso de Colombia con el otorgamiento de incentivos tributarios a determinadas actividades, deducciones por compra de activos fijos o la adopción de nuevas medidas para contrarrestar los efectos de la revaluación.
Un interesante proyecto de investigación del BID busca mirar con nuevos ojos el tema, para fijar unos criterios adecuados para la política industrial en los próximos años.
En primer lugar, plantea la conveniencia de deshacerse de la etiqueta 'industrial', que en su opinión es la responsable de muchos malos entendidos. Se busca promover políticas que fomenten la productividad en su conjunto, sin tener en cuenta determinado sector económico o actividad a las que se aplique. Las llama políticas de desarrollo productivo (productive development policies PDP).
El hecho es que existen en la región un conjunto de incentivos establecidos en diferentes épocas y bajo diferentes circunstancias políticas y económicas.
El resultado de este conjunto de PDP es que no son coherentes ni efectivas, y ciertamente en la mayoría de los casos no son eficientes.
Naturalmente, no puede esperar una coherencia total en este conjunto de políticas, ya que ellas no responden a un único diseño racional, pero el hecho es que tienen en la actualidad importantes contradicciones, redundancias y vacíos.
El mantenimiento de estos incentivos obedece a diferentes razones. En algunos casos son objeto de lobby o de malas políticas. En otros casos son establecidas para corregir imperfecciones del mercado o competencia desleal de otros países. En los demás casos se han establecido, bajo la sombrilla de estrategias de competitividad, en la mitad de los años 90 (Rodríguez-Clare 2004 Rodick 2004).
Es bien conocido que el crecimiento de la productividad agregada es un factor esencial para que la región pueda superar la brecha de las dos terceras partes de la productividad laboral que la separa del resto del mundo.
Se considera que el análisis de los existentes PDP puede ayudar a responder las preguntas sobre porqué los capitales llegan lentamente a la región y, cuando llegan, en muchos casos, los retornos sociales de la inversión son bajos.
El estudio tiene dos objetivos. De una parte, hacer un examen de las políticas existentes y del otro presentar un conjunto de reformas, para dar una nueva orientación a las políticas de desarrollo productivo (PDP). Se busca definir un conjunto de políticas que puedan ser justificadas para superar las imperfecciones del mercado y la capacidad pública para dirigirlas, especialmente, cuando se consideran como impedimentos para el desarrollo.
Frente a los intereses que están en juego ¿será una ilusión pensar que es posible revisar los actuales incentivos para los que se adopten respondan y estimulen realmente el desarrollo de los países de la región?