Comentábamos en artículo anterior que el cambio de la política comercial anunciado por el actual gobierno iba a ser complementado en el campo interno con una política de industrialización que facilitara, entre otras cosas, la transición energética. Con tal objeto se enuncio que se iba a reemplazar, en el corto plazo, al Viceministerio de Desarrollo Empresarial por un Viceministerio de Industria, para pasar en el mediano plazo a un Ministerio de Industria, que facilitara el desarrollo de la misma. De todas maneras debe quedar claro que para que esa política tenga éxito debe estar vinculada al progreso técnico y a la era digital.
Al respecto hay que recordar, como lo sostengo en mi libro De la sociedad industrial a la sociedad post industrial (2010), que a partir de la década del setenta del siglo pasado surge una nueva realidad caracterizada por la Revolución Científica y Tecnológica Mundial y la conformación de la Sociedad del Conocimiento, llamada también como la Sociedad Post Industrial. Ella es más amplia y profunda que la 4 Revolución Industrial, que mezcla sistemas digitales, físicos y biológicos de producción con sistemas inteligentes que se integran con las organizaciones y las personas.
En estas circunstancias hay que entrar en una nueva etapa de transformación productiva y social que permita desarrollar políticas de competitividad y conectividad, que tengan como eje central la ciencia, la tecnología y la innovación. Su grado de avance hay que relacionarlo con el incremento de la producción de bienes y servicios de medio y alto nivel tecnológico, lo que exige una sustancial participación en el PIB de la CT+I y una sólida política de la inversión en capital humano e investigación. Todo ello debe estar orientado a promover y fortalecer los encadenamientos productivos, que han sido tan débiles frente al proceso de liberación, reducir la heterogeneidad estructural que caracteriza las estructuras productivas y definir las políticas e instituciones que se creen para apoyarlas.
Todo lo anterior plantea la necesidad de que Colombia diseñe un nuevo modelo de desarrollo, que le permita entrar a la Sociedad Post Industrial donde la información, el conocimiento y la conectividad se integren en una sola estrategia y no muchas políticas parciales e incompletas. Ello implica fortalecer el Sistema Nacional de Competitividad e Innovación para incluir los temas relacionados con la conectividad.
En este sentido la propuesta para que Colombia en el año 2032 se convierta en un país de ingresos medios y la tercera economía más competitiva de América Latina, es acertada, pero se necesita que se profundicen, amplíen y coordinen las políticas e instrumentos que permitan llegar a ella.
Manuel José Cárdenas
Consultor internacional.