En Colombia, todos, o muchos, quieren hablar inglés. Lo aspiran, lo sueñan, lo intentan, hacen viajes de inmersión, toman cursos en línea, contratan profesores particulares, en fin, qué no hacen por alcanzar esa codiciada meta. Sin embargo, la frustración lleva a muchos a abandonar el esfuerzo; a otros, los desanima antes de empezar. El principal problema no es que falte motivación hacia la meta, sino que la meta está mal formulada. Lo que los colombianos quieren no es hablar inglés, sino hablar un inglés perfecto.
Pero, ¿qué significa hablar un inglés perfecto? Nada. No existe una clasificación de competencia lingüística que indique un dominio perfecto de otra lengua. Según la American Council on the Teaching of Foreign Languages (ACTFL), el más alto nivel de competencia de un hablante es el nivel Distinguido. Los hablantes de este nivel pueden todavía presentar un acento no-nativo, un control limitado de referencias culturales y cometer errores. En conclusión: aspirar a hablar un idioma perfectamente es un deseo destinado al fracaso.
Un hablante Distinguido usa la lengua hábilmente, con precisión y efectividad. Hace un uso culto y coherente de ella. Reflexiona sobre una variedad de temas globales y conceptos abstractos de forma culturalmente apropiada; ilustra con discurso persuasivo e hipotético; y adapta la lengua a una diversidad de audiencias, ajustándola de manera culturalmente auténtica. Produce discurso extenso altamente sofisticado y organizado. Habla sucintamente, haciendo uso de referencias culturales e históricas que le permiten decir menos y expresar más.
Según esta descripción, ¿cuántas personas dominan un idioma de esta manera? La mayoría de los hablantes nativos del inglés no lo hacen, siendo un nivel reservado a personas cuyo trabajo está íntimamente ligado al uso profesional de la lengua. Entonces, ¿por qué aspirar a hablar mejor, incluso, que los hablantes nativos del inglés? Y no puedo dejar por fuera el asunto del acento, que es una de nuestras mayores taras. Hay quienes equiparan tener un acento con tener mala pronunciación. La pronunciación puede ser correcta o incorrecta, pero no hay tal cosa como un acento correcto y uno incorrecto. Todos tenemos un acento, en nuestra lengua o en otras. Lo único que indica el acento es un lugar de origen, por lo que hacer de él un factor crucial en el aprendizaje del inglés es una tontería.
En Colombia se están haciendo esfuerzos para que más niños y niñas aprendan inglés, con lo que yo estoy de acuerdo. No solo por las oportunidades académicas y laborales, sino también por la posibilidad de dialogar con otras culturas, con otras visiones del mundo y con otros sistemas de creencias. Además, los niños bilingües y multilingües son más exitosos académicamente, tienen mejores habilidades de lectura, adquieren destrezas transferibles de una lengua a otra, son cognitivamente más dinámicos, son más recursivos y hasta tienen mejor memoria.
Lo que hace falta es que tengamos claro que ser bilingües no es hablar perfecto. Ser bilingües es funcionar en otra lengua, comprender y ser comprendidos, con los errores, acentos y demás rasgos de una persona que no nació en ese idioma, pero que tomó la admirable y valiente decisión de entrar en contacto con otras culturas.
Marcela Junguito Camacho
Rectora del Gimnasio Femenino
Columnista
Nuestras taras con el bilingüismo
En Colombia, todos, o muchos, quieren hablar inglés. Lo aspiran, lo sueñan, lo intentan, en fin, qué no hacen por alcanzar esa codiciada meta.
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Marcela Junguito Camacho
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