MIÉRCOLES, 06 DE DICIEMBRE DE 2023

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María Sol Navia V.

Colombia si cambió

El sistema electoral indiscutiblemente requiere una modificación bastante profunda. Existen
actualmente en Colombia 36 partidos políticos.

María Sol Navia V.
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María Sol Navia V.

No es necesario volver a discutir los resultados electorales del domingo, 29 de octubre, para establecer que Colombia dio un giro muy radical en su orientación política y que el gobierno del cambio indiscutiblemente incidió profundamente en esta decisión.

Es claro que la dinámica de las elecciones regionales y las presidenciales y de congreso es diferente, pero en este caso si hubo un claro rechazo a las políticas y al manejo que habían dado los gobernantes de las principales ciudades y varias otras con orientación oficialmente de izquierda o progresista, como se denominan ellos mismos, así como a las propuestas de cambio del presidente y varios de sus ministros poco acertados o abiertamente ideologizados.

Por otra parte, como muchos sostienen, las instituciones funcionaron bastante bien, a pesar de los actos vandálicos que se registraron en algunos sitios y la influencia que hubo de grupos delincuenciales en algunos municipios o regiones.

Sin embargo, el sistema electoral indiscutiblemente requiere una modificación bastante profunda. Existen actualmente en Colombia 36 partidos políticos, lo que hace muy confuso cualquier análisis político más profundo de los resultados, como, por ejemplo, que partido puede considerarse el verdadero ganador.

Con esa proliferación de partidos o movimientos y las alianzas que surgen, no es posible el funcionamiento correcto de una democracia, ni de ningún partido. Para que exista un partido político, este debe tener ideología definida, cuadros directivos, programa de gobierno.

En este babel que existe hoy en el país no puede constituirse una oposición seria y actuante, tampoco un gobierno coherente, porque, en casos como el actual, se sumaron fuerzas con disimiles propósitos, desde tendencias comunistas o socialistas hasta simples opositores del presidente Uribe, pasando por quienes solo les interesa ir contra estructuras tradicionales o los políticos mañosos.

Las leyes cada vez son menos congruentes, producto de negociaciones entre congresistas “yo te ayudo tú me ayudas”, sin importar sus efectos para el país. Un congreso realmente disfuncional cuyos miembros no siguen las instrucciones de las ‘directivas’ de los partidos y por tanto es mas fácil su compra con puestos y contratos, como ha ocurrido antes y hoy está ocurriendo vergonzosamente, dicho incluso por el ministro del interior que “negocia congresista por congresista”.

La constitución del 91 cayó en la apertura sin control para crear partidos y movimientos, en respuesta al frente nacional que no reconocía sino los dos tradicionales. Era válido permitir que existieran algunos partidos que pudieran recoger otras ideologías y propuestas, como existen en la mayoría de países donde están instituidos 3,4,5 partidos.

Pero la apertura que se dio allí, sumada a legislaciones posteriores, llevó al caos que tenemos donde lo que hay es una proliferación de oficinas personalistas, orientadas a obtener curules para recuperar las ingentes sumas de dinero invertidas en esos procesos y asegurar beneficios para los amigos que les retribuyan sus favores.

MARÍA SOL NAVIA V.
Exministra

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