Colombia atraviesa una crisis grave. Indudablemente existe una situación de pobreza y desesperanza aguda, que existía, a pesar de que los indicadores sociales venían mejorando, pero que indudablemente la pandemia, con los cierres de la economía, agravó no solo aquí sino en el mundo entero.
La juventud, en la edad de los sueños y la esperanza, está descorazonada e irritada y tiene el derecho a manifestarse pacíficamente, como lo han hecho la mayoría, por su dificultad de acceso a educación y empleo.
(Vea: Es necesaria grandeza / Opinión de María Sol Navia).
Pero al lado de esto hay intereses políticos, desde luego muy mezquinos, que se paran encima de las necesidades de trabajo de los colombianos, azuzando bloqueos y violencia para lograr sus aspiraciones y hundir totalmente al país en un caos, como el de Venezuela.
También hay un vandalismo enloquecido y asesino, que algunos de estos políticos también alimentan, y que es financiado con recursos de narcotráfico y economía ilegal, a la vista de muchas personas que son testigos de los pagos y de la comida que reparten a quienes hacen bloqueos y destrozos, así como de los que solicitan en las redes sociales comida y ayudas para los criminales.
(Lea: Responsabilidad y compromiso / Opinión de María Sol Navia).
Pero en medio de este horror, es reconfortante como en la última encuesta de Gallup la favorabilidad de la clase empresarial subió a 62%, desde el 48% en que estaba, la más alta de todas las instituciones por encima de la Iglesia Católica y de la Fuerzas Militares, que tienen también más imagen positiva que negativa. Es un justo reconocimiento a las empresas que han dado la batalla para mantener el empleo, sin perjudicar a las personas que están vinculadas a ellas, también a quienes han estado en actitud positiva de buscar puntos de encuentro y no de profundizar odios y divisiones, a quienes, como algunos empresarios del Valle, se han reunido con los jóvenes a escuchar sus reclamos y trabajar juntos en la búsqueda de respuestas, a entidades como la Andi, que han propuesto fórmulas de financiación tributaria asumiendo las cargas. Esto realza que la mayoría de la población cree en la empresa privada de todos los tamaños, como la generadora de empleo formal, desde las MiPymes que representan el 90% de las empresas y generan el 67% del empleo, hasta las grandes empresas y su aporte social y productivo.
(Vea: Reconocimiento a la clase empresarial / Opinión de María Sol Navia).
Preocupa sí, que el Comité de Paro siga empeñado, a pesar de anuncios del Gobierno como educación universitaria gratuita para estratos 1, 2 y 3, planes de vivienda y empleo subsidiados para los jóvenes y retiro de la reforma tributaria, en continuar destruyendo los puestos de trabajo, apoyando los bloqueos y alargando así la angustia de todos los trabajadores que están quedando sin empleo y en propiciar circunstancias para asesinatos, como los dos bebes que murieron por bloqueos de ambulancias, o policías y civiles muertos en las confrontaciones.
MARÍA SOL NAVIA
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