Los sistemas pensionales en muchos países del mundo son motivo de preocupación general porque su sostenibilidad está en alto riesgo. Indudablemente hay países con sistemas de protección mejor estructurados, mientras otros afrontan dificultades y el futuro es incierto. Los estudios sobre estos temas son innumerables ya que afectan la protección de los adultos mayores, que aumentan en número y proporción de la población, y la estabilidad fiscal de los estados.
La sostenibilidad del sistema pensional es un concepto integral que tiene tres dimensiones: 1. Cobertura universal, proteger la mayor cantidad posible de adultos mayores, especialmente los más vulnerables, 2. la suficiencia de las prestaciones para cubrir mínimos vitales de subsistencia, y 3. la sostenibilidad financiera que garantice la viabilidad fiscal y financiera, buscando equilibrio entre estas tres dimensiones, sin que ninguna de ellas ponga en riesgo a las demás.
La seguridad social fue reconocida como un derecho humano en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, y esta cobija el acceso a una pensión.
Las pensiones surgieron dentro de un esquema de reparto simple, es decir, que las cotizaciones de los trabajadores activos financian las pensiones existentes en ese momento. Este principio también es conocido como de ‘solidaridad intergeneracional’, ya que la generación cotizante financia la pensión de la generación jubilada, y a su vez la primera será financiada por la generación que le sigue. Su administración es pública y sus prestaciones están determinadas por ley, que fija la tasa de reemplazo, los requisitos de acceso, las cotizaciones, que suelen ser con cargo a los trabajadores, empleadores y el Estado, en cuyo caso se dice que el sistema de reparto tiene un financiamiento tripartito.
En el sistema de capitalización, cada individuo cotiza para sí mismo, por lo que las prestaciones guardan una relación directa con los aportes efectuados y además de con los rendimientos financieros. Existe un fondo con los aportes de cada trabajador para responder por su futura pensión. No hay aquí una solidaridad intergeneracional.
Los sistemas de prima media se han ido modificando hacia regímenes de capitalización o modelos mixtos en los diferentes países, por lo que hay una gran diversidad de esquemas. Esta evolución se ha hecho necesaria por el cambio en la estructura etaria de la población, ya que el porcentaje de adultos en edad de pensión por número de trabajadores ha ido aumentando debido a la mayor expectativa de vida y menor número de nacimientos. En las próximas décadas, cuidar del bienestar de las personas mayores será uno de los desafíos centrales para los sistemas de protección social, especialmente en América Latina.
Esto hace necesario evaluar nuestro sistema pensional, los parámetros que lo rigen y mirar hacia los países con mejor desempeño en el mundo y cuáles son sus parámetros. No es una cuestión que pueda ser objeto de improvisaciones.
Volveremos sobre el tema.
MARÍA SOL NAVIA V.
Exministra