El año que estamos comenzando será muy retador, pero también empieza con bastante optimismo por los avances logrados, especialmente en crecimiento y vacunación, así como recuperación de empleos, aunque este sigue siendo uno de los mayores retos que afrontamos.
De la misma manera el incremento en las ventas de vivienda y la entrega de títulos ha sido excepcional, lo mismo que la política de transición energética que muestra resultados en el número de granjas de energía solar y la muy sabia decisión de concluir obras iniciadas, contraria a la regularmente aplicada en otros gobiernos de iniciar nuevas sin concluir lo avanzado.
Los empresarios, que han respondido con altruismo y solidaridad a la difícil situación, y que tienen conciencia de su enorme responsabilidad con el país y la sociedad, están en actitud positiva: según encuesta reciente de la Andi, más del 50% invertirán en modernización tecnológica, mientras otros buscan ensanchar sus plantas y dedicar recursos a innovación. Por otra parte, apoyaron generosamente un incremento muy significativo en el salario mínimo.
Es claro que estas decisiones estarán muy condicionadas a la estabilidad jurídica y económica, lo que está directamente relacionado con las elecciones de congreso y presidenciales, no podemos arriesgar al sector empresarial, el gran generador de empleo y pagador de impuestos, con un gobierno que cambie abruptamente las reglas de juego.
Por el contrario, mantener un contexto que continúe impulsando el programa de concesiones y de las APP, para la terminación de las vías de 4G y el avance de las 5G; el de extensión de conectividad para lograr mayor cobertura y mejor calidad, lo que permita avanzar en planes de digitalización y desarrollos tecnológicos en las empresas y de equidad para los estudiantes; igualmente continuar el plan nacional integrado de energía y clima; y muy importante el respaldo a la diversificación exportadora, uno de los avances que, aunque lento, hemos logrado, llegando las exportaciones no minero energéticas, especialmente del agro, a una participación del 50% en junio, frente a 2018 que eran 33,5%.
Así mismo seguir trabajando en las oportunidades que abre la relocalización de empresas y el nearshoring, que han sido recomendados por la misión de expertos en internacionalización y el BID, para aprovechar la reconfiguración de las cadenas de valor y atraer inversión extranjera; esto implica continuar con la expansión de energías renovables no convencionales, el programa de conectividad y la formación de capital humano para la cuarta revolución industrial. Estos son algunos de los retos que enfrentamos, así como el control de la inflación, del déficit fiscal y el endeudamiento.
La dinámica económica que se ha retomado permitirá asumir las tareas imprescindibles para reducir la pobreza, mejorar la educación, especialmente en calidad y pertinencia para el empleo, pero debemos ser responsables en no exponer lo avanzado y los planes futuros apoyando propuestas que marchiten el sector productivo.
MARÍA SOL NAVIA V.
Exministra