Recientes informes sobre indicadores claves para competir en los mercados internacionales, en inversión extranjera, creación y ubicación de empresas en Colombia y en comercio exterior, son preocupantes: poco mejoramos nuestras calificaciones y en algunos casos perdimos posiciones, quedando mal o regularmente calificados.
Estos informes son: el Índice de Competitividad del Foro Económico Mundial (FEM), el Doing Bussiness del Banco Mundial, el Índice Global de Innovación de la Organización Mundial de Propiedad Intelectual y el informe sobre Productividad de la CAF.
En el análisis sobre competitividad 2017-2018 presentado por el FEM, Colombia obtuvo un puntaje de 4,3 sobre 7, (62 sobre 100), ocupando el puesto 66 entre 137 países y cayendo 5 posiciones. Aunque hay algunos indicadores con mejoras como infraestructura –cuya puntuación sigue siendo baja de 3,8 sobre 7–, la realidad es que nuestras calificaciones son débiles, siendo las instituciones, con 3,2 y la innovación, con 3,3 las peor calificadas.
Las instituciones son señaladas como una falla crítica para Colombia y otros países que se han rezagado en sus indicadores, en concordancia con lo que Acemoglu y Robinson destacaron en su obra Por qué fracasan los países, y que el primero reiteró en su visita al país en relación con su importancia para la competitividad. Las mejores calificadas son salud y educación primaria, importante para construir capital humano y social; tamaño del mercado y desarrollo financiero, que nos ayudan en la calificación.
El informe Doing Bussiness, evalúa las regulaciones que favorecen o limitan la actividad empresarial y la protección de los derechos de propiedad. Colombia perdió 6 lugares en comparación con el año anterior, cuando ocupó la casilla 59.
La mejor calificación fue la obtención de créditos, ubicándose de tercera, lo cual podría relacionarse con desarrollo financiero favorablemente calificado en el índice de competitividad; el peor clasificado fue el cumplimiento de los contratos, en el puesto 177, que también habla mal de nuestra institucionalidad y de la justicia.
De todas maneras, quedamos terceros en la región, después de México, 54, y Puerto Rico, 64, lo que nos coloca en una posición favorable para atraer inversión y hacer empresa, con la necesidad de concentrarnos en el mejoramiento de los índices que tienen luz roja, en especial en el de los contratos, en el cual estamos como uno de los peores países del mundo.
Pasando al Índice Global de Innovación, alcanzamos la posición 63 sobre 126 economías, siendo el quinto país regionalmente, y mejorando dos posiciones con relación al año anterior. Estamos en un rango medio, a pesar de la mejora de dos puestos. Pero tenemos indicadores señalados como debilidades: los bajos gastos en investigación y desarrollo, y el índice de eficiencia en la posición 94.
Finalmente, el informe sobre productividad de la CAF, señala que el PIB per cápita en la región se ha mantenido en la misma relación que hace 60 años frente a EE. UU., de 20%, y esto lo explica principalmente por la baja productividad por hora de los trabajadores, que en promedio en América Latina es de 0,26 respecto a ese país.
Colombia está aún por debajo del promedio, en 0,19, solo superando a Ecuador, 0,18 y Perú, 0,17, y enfatizando que gran parte de la baja productividad está relacionada con la alta tasa de informalidad, cercana al 50%, producida principalmente por un mal funcionamiento del mercado laboral, originado en regulaciones exigentes que dificultan su cumplimiento para muchas empresas.
El panorama no es muy alentador, y a pesar de reconocer algunas mejoras, la tarea que tiene el nuevo gobierno es retadora, más aún cuando los recursos son limitados.
María Sol Navia V.
Exministra de Trabajo
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