“Una mujer hermosa no es la más joven, ni la más flaca, ni la que tiene el cutis más terso o el cabello más llamativo, es aquella que con tan sólo una franca y abierta sonrisa y un buen consejo puede alegrarte la vida”.
“La verdad, compañeros hombres, es que las mujeres en ese de ser ‘muy machas’ nos llevan buen recorrido”.
Las frases son de nuestro premio Nobel, Gabriel García Márquez, mostrando su admiración, amor y respeto por las mujeres, pero sobre todo lo importante que son en la vida de los que pregonan ser el ‘sexo fuerte’.
Al cerrar este año 2022, lleno de hechos de todo tipo en todos los campos, que son y serán objeto de evaluación, en función de los intereses colectivos y particulares, aquí y en todo el mundo y a los que dedicaré tiempo luego, debo reconocer y aceptar sin complejo alguno, que el fallecimiento de las dos mujeres que marcaron mi vida como esposas y madres de mis hijos Mario, María Fernanda y Lorenzo, fue quizá el golpe más fuerte que he recibido la vida, superlativo frente a otros materiales como las dificultades materiales que he debido enfrentar no pocas veces desde que salí de la casa guiada por mi madre, que seguramente no hubiera soportado si no hubiese tenido el consejo, la inspiración y cariño de ellas, cada una en su momento.
Caminar la vida tomado de la mano de una mujer significa estar arropado, protegido y soportado.
Ahora que ya no lo tengo es cuando lo valoro más y se debe luchar por no ‘quedarles mal’.
Con toda seguridad que el camino que me resta será difícil por no tenerlas físicamente, pero como dice Gabo, me haré ‘el muy macho’. La verdad es que no queda otra opción.
¿Podría decir que su muerte hizo del año que termina un año fatal? Seguro que ellas no lo permitirían o no lo aceptarían. Así no hubiera hecho lo suficiente cuando las tuve cerca, solo tengo que darles las ‘Gracias, muchas Gracias por todo lo vivido’ y por los hijos, orgullo de ellas y mío.
La soledad y el vacío que me han dejado aprenderé a manejarlos gradual y pacientemente, siempre creyendo que el paso del tiempo es la mejor medicina para sanar cuando no se trata de dolencias físicas, sino de las que van por dentro.
Muchas veces se lo he dicho a amigos, pero como un cumplido. Hoy lo vivo en alma propia.
Estas fechas decembrinas hacen que los sentimientos y la nostalgia estén presentes, pero también la esperanza como faro de luz.
Desde mi corazón, aunque entristecido pero lleno de agradecimiento, les deseo a todos los colombianos una Navidad feliz, en paz y familia y un nuevo año 2023 colmado de bendiciones y nuevas oportunidades.
Mario Hernández
Empresario exportador