MIÉRCOLES, 29 DE NOVIEMBRE DE 2023

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Mario Hernández Zambrano
Columnista

Lo exportable no es decisión de escritorio

La entrada al mercado internacional no es un asunto de semanas o meses. Se necesita preparación y tiempo para considerarlo. 

Mario Hernández Zambrano
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Mario Hernández Zambrano

Las exportaciones, como instrumento de crecimiento económico, siempre ha estado en la agenda de los gobiernos y expresado en los planes de desarrollo y ahora, se le quiere dar un impulso especial para reactivar la economía luego de los daños dejados por la pandemia. Esto demuestra la claridad que tienen tanto el presidente Iván Duque como su ministro de Comercio, Industria y Turismo, José Manuel Restrepo.

La estrategia se complementa con la idea de estimular la entrada de inversión extranjera hacia Colombia, buscando que empresas grandes del mundo, opten por la relocalización de sus plantas industriales por las dificultades generadas por la situación de China y la clara estrategia del gobierno de Donald Trump de desprenderse de la dependencia de los asiáticos y procurar que las empresas de instalen en Suramérica, en donde Colombia aparece como una opción interesante, desde el punto de vista logístico y operativo, confiable en su política en favor de la inversión foránea y por unas condiciones tributarias competitivas.

El Gobierno acaba de expedir un decreto que establece para inversiones superiores a US$ 300 millones una reducción del impo-renta al 27%, depreciación acelerada en dos años, exención del impuesto sobre los dividendos y estabilidad en caso de cambios en las normas. Sin duda que esto es importante y destacable.

Sin embargo, en materia de exportaciones se requiere una gran claridad en el modelo, más allá de la formulación conceptual, que nadie discute, pero que no ha dado buenos resultados al mirar las cifras de las exportaciones distintas a las de las actividades extractivas.

Nuestros expertos oficiales son muy buenos para montar modelos basados en lo que se cree se debe a exportable y diseñan planes de promoción y mercadeo sobre esa base y no pocas veces se estrellan con la realidad de que esos productos no son los que están siendo demandados afuera, hay una competencia brutal y nuestros precios (por costos y logística) no son competitivos. Y así, como se dice popularmente “esa platica se perdió” y a volver a comenzar.

El país está lleno de experiencias fallidas en exportaciones por esa idea de querer exportar lo que se produce alegando una ventaja comparativa.

No señores: se vende lo que se demanda y en esos términos hay que acomodar la oferta a los requerimientos concretos, con calidad, cumplimiento y precio competitivo.

El caso de la moda, los textiles y confecciones es patético, renglones que sufren una descolgada brutal de exportaciones.

Hay varias razones para el descalabro, pero hay que pensar que no haremos nada si creemos que vamos a convencer a los consumidores del mundo de nuestro moda, cuando ellos tienen su propio criterio formado por mucho tiempo. Eso funciona en algunos mercado concretos como nuestros vecinos, pero no en otros, como Europa.

Lo otro es que la entrada al mercado internacional no es un asunto de semanas o meses. Se necesita mucha preparación y tiempo para considerarlo: los ejemplos de café, banano, flores, aceites y grasas comestibles lo demuestran. Y muchos otros productos lo podrían lograr con seriedad, trabajo y bajándole el tono a las ínfulas tropicales.

Mario Hernández
Empresario exportador.
mariohernandez@mariohernandez.com

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