El tema de la semana ha sido la subida del dólar que llegó a cotizarse por encima de $4.600, creando pánico entre los importadores, aunque el precio de cierre del viernes bajó a $4.359. ¿Por qué tamaña disparada de la tasa de cambio? ¿Tienen razón los asustados que se quieren ir del país y dicen que es el efecto Petro? ¿Hay otros factores que pueden explicar esta acelerada devaluación?
Para responder estas preguntas hay que analizar que está pasando con la oferta y la demanda de dólares.
Lo primero que debe señalarse es que el fortalecimiento del dólar no es un fenómeno exclusivo de Colombia, sino que está sucediendo en muchos países, inclusive más acentuado en aquellos con monedas ‘duras’. En efecto mientras que en lo corrido de este año el peso colombiano se ha devaluado un 9,5%, el Euro se cotiza a la par con el dólar y ha perdido un 13% de su valor; similar devaluación (13,4%) ha experimentado la libra esterlina, y es todavía mayor la pérdida de valor del yen japonés que alcanza el 20,4%. Es muy poco probable que en Europa, Inglaterra o Japón estén preocupados por la elección de Petro.
Los analistas coinciden en atribuir la subida del dólar a que la gente está buscando comprar más dólares por dos razones: primera, la subida de intereses de la Reserva Federal (FED) en los Estados Unidos para combatir la inflación y, segunda, los temores de una recesión mundial inducida por esta política monetaria restrictiva y por las consecuencias económicas de la invasión rusa a Ucrania y las secuelas de la pandemia de covid-19.
De nuevo no parece que Petro tenga mucha influencia sobre Putin o sobre Jerome Powell, el presidente de la FED.
Ante la incertidumbre, los capitales internacionales buscan refugio en EE. UU, más aún cuando allá empiezan a encontrar mejores retornos para sus inversiones, y salen de los países como Colombia.
Además de estos factores generales, Colombia tiene otros que también presionan al alza de la tasa de cambio. El principal de ellos el enorme déficit externo del país.
El déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos llegó el año pasado a la astronómica cifra de US$18.000 millones, (6,8% del PIB), y se espera un déficit similar para este año. No es el más alto que hemos tenido, pues en el 2014 había sido de casi US$20.000 millones, pero ese fue el año de la descolgada de los precios del petróleo que bajó hasta US$30 por barril, mientras que el año pasado estuvo por encima de US$70 por barril. Ese faltante se ha financiado con deuda externa, que en los últimos 12 meses creció US$18.000 millones
Mientras no se reduzca de manera significativa el déficit de nuestro comercio exterior, exportando más e importando menos, es muy baja la probabilidad de que volvamos a una tasa de cambio por debajo de $4.000.
Mauricio Cabrera Galvis
Consultor privado.