El pico y placa se ha convertido en uno de esos males necesarios en las ciudades colombianas: a nadie le gusta, indujo la compra de más carros, afecta las condiciones de trabajo de muchas personas, altera las rutinas cotidianas de las familias, pero es imposible eliminarlo porque empeoraría las ya pésimas condiciones de la movilidad urbana.
Aunque se acepte con resignación, hay cosas del pico y placa que le chocan a la gente; una de ellas son los privilegios y las excepciones. Al padre de familia que tiene que madrugar más para llevar a los niños al colegio, pero no su vecino que tiene camioneta blindada; al empleado público que le toca ir ese día en bus, pero ve pasar los carros oficiales de los jefes; al del taxi amarillo que no puede trabajar un día mientras que los vehículos blancos no tienen esa restricción. Y a todos, las motos que pueden circular todos los días sin dios ni ley.
El Alcalde de Cali adoptó la muy democrática medida de eliminar la llamada ‘lista blanca’ de todas las excepciones al pico y placa, que privilegiaba a unos 30.000 vehículos en esa ciudad, incluyendo el del propio Alcalde y los altos funcionarios públicos. Ahora, solo unos 900 vehículos con razones claramente sustentadas están exentos de la restricción.
Algunos de quienes perdieron el privilegio decidieron protestar con caravanas que alteraron el tráfico de Cali, perjudicando a toda la ciudadanía, para exigir que les volvieran a quitar la restricción con el argumento de que les vulnera su derecho al trabajo. Es cierto, pero lo mismo le pasa todos los demás propietarios que utilizan sus carros para trabajar, de manera que no hay razón para mantenerles el privilegio a unos cuantos, y el Alcalde se ha mantenido firme en su decisión.
Un complemento conveniente para la eliminación de la ‘lista blanca’ es la autorización que dio el Concejo de la ciudad para establecer un ‘cargo por congestión’. El propietario que quiera o necesite usar su vehículo todos los días sin pico y placa, puede hacerlo pagando al municipio unos 200.000 pesos mensuales, con la ventaja adicional que los dineros recaudados se utilizarán para soportar el sistema de transporte masivo MIO. Como hay que dar ejemplo, este cargo también aplica a los carros de los funcionarios del municipio.
Ese cobro tiene mucha lógica, pues muchos de quienes tenían el privilegio –los blindados, por ejemplo– tienen la capacidad económica para pagarlo, y quienes derivan un ingreso de su vehículo pueden comparar si el beneficio de no tener la restricción les compensa el pago que tendrían que hacer.
Sin embargo, en Cali todavía se mantiene una excepción injustificada para el pico y placa, pues a las motos no se les aplica esa restricción, a pesar de que ya hay más motos que carros, y que la causa de la quiebra del MIO es la disminución del número de pasajeros, en parte por la proliferación de motos.
No hay razón valida para ese privilegio, pues son vehículos que también congestionan el tráfico y, como lo acaba de citar un reciente editorial de El Tiempo, hay estudios que muestran que las motos contribuyen más a la contaminación del aire de las ciudades. Tampoco es valido decir que la moto es una fuente de ingresos para muchas personas, ya que lo mismo sucede con los taxis y otros vehículos.
Otras ciudades como Medellín, Bucaramanga, Cartagena, Villavicencio, Pasto y Cúcuta ya han establecido pico y placa para las motos. Cali está demorada en hacerlo para todos.
Mauricio Cabrera G.
Consultor
mcabrera@cabreraybedoya.com
columnista
Pico y placa para todos
En Cali, todavía se mantiene una excepción injustificada para el pico y placa, pues a las motos no se les aplica esa restricción.
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Mauricio Cabrera Galvis
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