El precio del dólar está rondando los 1.950 pesos esperados por el Ministro de Hacienda, con una devaluación del peso de cerca del 9 por ciento en el primer semestre del año. Ante esta buena noticia, caben varias preguntas: ¿cuál es la causa de esa subida del dólar?, ¿se debe al Pipe y demás políticas oficiales?, ¿es suficiente esa devaluación?, ¿hemos llegado a una tasa de cambio competitiva para los productores colombianos?
Respecto de las causas, hay que decir que son fundamentalmente de carácter externo y que la subida del precio del dólar poco tiene que ver con el anuncio en abril pasado del mentado Plan de Estímulo para la Productividad y el Empleo (Pipe).
La estrategia del Pipe para inducir la devaluación era aumentar la demanda de la divisa en unos 5.000 millones de dólares, forzando a los fondos privados de pensiones a que aumentaran sus inversiones en el exterior. Pero no se ha pasado de los anuncios a la acción. El Gobierno quisiera ganarse los méritos de la devaluación, pero no ha hecho nada para merecerlos.
La evolución de la tasa de cambio durante lo corrido del año comprueba que son los factores externos los que han presionado al alza. En efecto, entre enero y mediados de abril el dólar ya había subido de 1.760 a 1.830 pesos, como reacción del mercado a la caída de las exportaciones de carbón y petróleo y el consiguiente aumento en el déficit externo.
Con el anuncio del Pipe, el precio de dólar sí brincó 20 pesos, pero los perdió una semana más tarde cuando el mercado vio que no se tomaban medidas concretas. Solo un mes más tarde, el 14 de mayo, empezó la escalada alcista que lo ha llevado a los niveles actuales, pero de nuevo por factores externos, en este caso los anuncios del final de la enorme expansión monetaria de la FED de Estados Unidos.
Ante la perspectiva de menos dólares circulando en el mundo, subieron las tasas de interés en los países emergentes y se devaluaron casi todas las monedas frente al dólar. En el vecindario la devaluación entre mayo y junio fue del 7 por ciento en México y Perú, en Chile del 8 por ciento, en Brasil del 11 por ciento y en Colombia, 5,3 por ciento, la menor de todas, a pesar de que el Banco de la República ha seguido comprando dólares.
La comparación con otros países de la región demuestra dos cosas: primero, que el fortalecimiento del dólar es generalizado y se debe a causas externas y no a políticas domésticas; segundo, que la corrección de la tasa de cambio ha sido solo parcial, pues los productores colombianos no han ganado nada de competitividad frente a los vecinos. Incluso han perdido frente a Brasil y a los nuevos socios de la Alianza del Pacífico, con quienes se ha negociado una rebaja total de aranceles. Bienvenida la devaluación, pero no ha sido suficiente, pues el precio del dólar debe pasar de 2.100 pesos.
COLETILLA: Las monedas fuertes también se han devaluado. Desde mayo el won coreano lo hizo en 4 por ciento. Los coreanos sí tratan de mantener una tasa de cambio que ayude a sus productores, pues en la última década el won se ha devaluado 6 por ciento frente a las divisas sus socios comerciales, mientras que el peso colombiano se ha revaluado 55 por ciento. Con esa falta de competitividad cambiaria, además de las enormes diferencias en tecnología e infraestructura, vamos a firmar un TLC con Corea, como ovejas llevadas al matadero.
Mauricio Cabrera Galvis
Consultor privado
macabrera99@hotmail.com