“Construir la paz es más difícil que echar bala”, dijo el expresidente uruguayo Pepe Mujica en Cali, y él sabe bien por qué lo dice, pues su historia personal es la de un combatiente que empuñó las armas, pero después se la ha jugado todo por la paz y el respeto a la vida.
Mujica estuvo en Cali, junto con el expresidente español Felipe González, para participar en dos importantes eventos, uno oficial y otro privado, que buscan darle un impulso a la implementación de los Acuerdos de Paz de la Habana, proceso que ha tenido demoras y tropiezos en sus inicios, además de enfrentar una oposición cerrada, empeñada en obstaculizarlos, utilizando todos los medios de lucha.
El evento oficial fue la instalación del componente internacional de la Comisión de Seguimiento Impulso y Verificación a la Implementación (Csivi). Como se sabe, esta Comisión está compuestas por tres representantes del gobierno y tres de las Farc, y dos personalidades internacionales que son, precisamente, los expresidentes Mujica y González.
La participación de tan destacadas personas es una muestra más del gran apoyo internacional que ha recibido la búsqueda de la paz en Colombia y una garantía de imparcialidad y objetividad en las labores de la Comisión, en particular en este momento en que la mayor parte de la responsabilidad en la implementación del Acuerdo está del lado del Gobierno y del Congreso.
Es una feliz coincidencia el inicio de labores de esta Comisión con la posesión de Óscar Naranjo como nuevo vicepresidente, encargado, precisamente, de la implementación de los acuerdos de paz.
En el otro evento, además de los expresidentes, participaron empresarios, académicos, líderes sociales y políticos de la ciudad y representantes de las Farc, en la presentación en Cali de ‘La Iniciativa, Unión por la Paz’, que, más allá de partidos políticos o los objetivos electorales, pretende aglutinar a todos los estamentos de la sociedad civil interesados en que la paz se consolide en una alianza que se convierta en una fuerza de opinión que apoye los esfuerzos que se están realizando y que haga seguimiento a la implementación de los acuerdos, monitoreando sus avances y señalando los incumplimientos.
Como observadores externos del proceso, Mujica y González manifestaron su extrañeza ante la polarización que vive el país frente al fin de un conflicto que ha tenido un enorme costo en vidas humanas y también económico. Para ellos cesar la guerra y construir la paz no solo es un imperativo moral, sino también un excelente negocio que traerá grandes beneficios económicos al país. Parece claro que desde el exterior se aprecia más la dimensión histórica de la paz en Colombia y su significado para todo el mundo.
Por eso, hicieron un llamado a todos los colombianos, en especial a los jóvenes, para que no desperdicien esta oportunidad, sino que se apropien de la paz para, entendiendo que, como dijo Mujica, esta no es solo el silencio de los fusiles ni el armisticio de una guerrilla que se jubila y un gobierno que se va, sino, un profundo cambio civilizatorio que debe cambiar la historia del país y transformar lo que él llama la matriz de violencia que pareciera estar latente en el ADN de los colombianos, para que las diferencias de opiniones y políticas se arreglen con palabras y votos y no con balas.
Felipe González por su parte, insistió en la necesidad de lograr en todo el país, pero en particular en las zonas del conflicto, el desarrollo integral e incluyente y la presencia institucional del Estado que garantice que no lleguen bandas delincuenciales a ocupar el espacio dejado por la guerrilla. En conexión con este tema es indispensable abordar el control del narcotráfico que es el combustible que ha alimentado el conflicto
Todos coincidieron en que el reto de implementar los acuerdos y construir la paz es más complejo y extenso que las mismas negociaciones que los precedieron.
Pero que la sociedad colombiana pase de tener que hacer seguimiento al conflicto, con su conteo de combates y cadáveres, a hacer el seguimiento a los logros de la construcción de la paz, es un enorme avance. Eventos como los de Cali son un valioso impulso a este proceso.
Mauricio Cabrera Galvis
Consultor privado
Un impulso para la paz
'Construir la paz es más difícil que echar bala', dijo el expresidente uruguayo Pepe Mujica, y él sabe bien por qué lo dice.
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