Una sorpresa se ha llevado el mercado financiero internacional. Cuando nadie lo esperaba, el Banco Central de Brasil acaba de reducir su tasa de interés de 12,5 por ciento a 12 por ciento.
Esta decisión del Emisor brasileño plantea serias inquietudes sobre el impacto que puede tener la crisis económica internacional sobre América Latina y, por supuesto, sobre Colombia.
Empecemos por la sorpresa. Brasil es el país de la región del que menos se esperaba una reducción de la tasa de interés, teniendo en cuenta las presiones inflacionarias que enfrenta.
Mientras Perú, Chile y México tienen actualmente más o menos el mismo nivel de inflación que Colombia, el dinamismo de los precios de Brasil duplica el de cualquiera de estos países. De hecho, el Banco Central de Brasil fue el primero de la región que empezó el ciclo ascendente de los intereses, en abril del 2010, cuando enfrentaba una inflación inferior incluso a la de hoy.
Entonces ¿cómo se explica que haya reducido su tasa de interés la economía que tiene mayores presiones inflacionarias en la región y que más decididamente las ha encarado en el pasado reciente?
La respuesta es simple: las preocupaciones acerca de la desaceleración económica han aumentado sustancialmente. Y no hablo de las inquietudes sobre el crecimiento de este año, que a duras penas llegaría a 4 por ciento después de haber alcanzado el 7,5 por ciento el año pasado.
Me refiero a las inquietudes sobre el dinamismo económico del año entrante, no sólo de Brasil, sino de la región.
De hecho, la caída del crecimiento económico brasileño a 4 por ciento este año ya estaba en las cuentas de todo el mundo, como un costo necesario de la política antiinflacionaria. Con lo que no contaba nadie es con la incertidumbre que se ha posado en las últimas semanas sobre el crecimiento de Estados Unidos y Europa, y el efecto que pueden tener sobre el crecimiento latinoamericano. En este momento la economía estadounidense está creciendo a un ritmo inferior al 2 por ciento anual, y no hay visos de que las autoridades apliquen las medidas necesarias para dinamizarla seriamente mientras se mantenga la puja entre republicanos y demócratas frente a las elecciones presidenciales del año entrante.
Entre tanto, la crisis europea seguirá vivita y coleando, mientras los países más endeudados y frágiles no salgan de la Zona Euro, y los restantes no adopten compromisos fiscales serios.
Muchos en Colombia han desestimado los llamados de atención sobre los riesgos que esta situación conlleva para nuestro crecimiento.
Otros tantos le siguen apostando a que el Banco de la República seguirá aumentando sus tasas de interés como si nada (incluso en estos días un prominente banquero afirmó que las tasas del Emisor deberían cerrar el año un punto por encima del nivel actual…).
Ya que no creen en las advertencias de los analistas locales, a ver si empiezan a creerle al Banco Central de la economía más poderosa de la región.