Dicen que el proyecto de reforma tributaria que presentó el gobierno al Congreso prácticamente nació muerto. Poco a poco los partidos y movimientos que podrían darle su apoyo han lanzado cargas de profundidad contra la iniciativa.
Tan pronto como el gobierno presentó el texto de su proyecto, el mismo partido de gobierno sacó un comunicado celebrando que la reforma propusiera la ampliación del gasto social, pero dinamitando sus mayores fuentes de ingresos: la ampliación de la base del IVA y el aumento del número de personas que pagan impuesto de renta.
Por su parte, Cambio Radical también ha dicho que no votará una reforma que aumente las cargas para los colombianos en IVA y en renta, mientras el partido Liberal ha ido más allá al señalar que la reforma es innecesaria.
La principal motivación de estas posiciones es claramente electorera. Cuando hablan con voz en cuello de defender a la gente, en lo que están pensando realmente es en defender la posibilidad de ser reelegidos: a menos de un año de las elecciones parlamentarias, ninguno quiere apoyar una reforma que les pueda quitar votos.
Pero se equivocan de cabo a rabo en sus argumentos. ¿Que la reforma no es necesaria? Sin reforma, la economía se iría por el despeñadero de un aumento sostenido de la deuda pública, una pérdida del grado de inversión, una salida de capitales, un aumento de la tasa de cambio, un incremento de las tasas de interés, y una profundización de la recesión económica y el desempleo.
¿Que un proyecto como el del gobierno afecta negativamente a la mayoría de los colombianos? A pesar de sus deficiencias, ese proyecto es conveniente para los votantes que los congresistas dicen defender.
Una reforma tributaria como esa traería más ingresos para el 50 por ciento más pobre de los colombianos, recursos que vendrían principalmente del 20 por ciento de la población que más ingreso recibe. Si lo que quieren es una reforma que aumente su caudal electoral, esos números no suenan nada mal.
Una última reflexión para los congresistas que en el pasado han acompañado al gobierno, en objetivos muchísimo más cuestionables que este, y que ahora lo están dejando solo.
Según la más reciente encuesta de Invamer, el 77 por ciento de los colombianos consultados piensa que el país va por mal camino, la favorabilidad de Gustavo Petro sigue creciendo y si las elecciones fueran hoy derrotaría a todos los demás candidatos.
¿En serio, la gente cree que la mejor manera de llegar a las urnas es con una economía descuadernada y sin una reforma redistributiva que aumentaría el ingreso de la mitad de los colombianos?
Mauricio Reina
Investigador asociado de Fedesarrollo.
mauricioreina2002@yahoo.com