MARTES, 16 DE ABRIL DE 2024

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Mauricio Reina
Columnista

El problema de la leche

Ojalá esta polémica haga que se pellizquen el gobierno y el sector, y se diseñe una política para la cadena productiva. 

Mauricio Reina
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Mauricio Reina

En los últimos días se ha dado un debate que tiene como trasfondo la escasa competitividad del sector lechero colombiano.

El detonante fue una noticia falsa, según la cual la empresa Alpina habría importado 40.000 toneladas de leche en polvo y les estaría pagando un menor precio a los productores nacionales. Según La Silla Vacía, la información no es cierta: las importaciones de la empresa ascendieron a 1.800 toneladas, cifra muy inferior a las mencionada, y no hay registro en la Superintendencia de Industria y Comercio de que esté pagando un menor precio a sus proveedores.

Este debate espurio pone de presente otro más importante: la precaria situación de la productividad del sector lácteo colombiano.

La producción de leche en el país se ha mantenido desde principios de siglo alrededor de 19 millones de litros al día, lo que contrasta con el dinamismo de vecinos como Brasil, cuya producción ha crecido cerca de 70 por ciento en 20 años. Detrás de ese estancamiento hay un alarmante rezago de la productividad.

Un estudio que hicimos con Ximena Cadena y Alejandra Rivera en Fedesarrollo muestra que la producción promedio de litros por vaca en Colombia solo ha aumentado 8 por ciento desde el año 2.000, mientras que en Brasil se ha incrementado alrededor de 70 por ciento, en la Unión Europea más de 30 por ciento y en Estados Unidos más de 25 por ciento.

Alguno dirá que ese rezago refleja una falta de apoyo estatal. No hay tal: el gobierno ha aplicado muchas políticas sectoriales, pero no ha logrado mejorar la productividad del sector. De hecho, una de las principales políticas oficiales consiste en la fijación de un precio mínimo para la compra del producto por parte de los procesadores de leche, que distorsiona las señales del mercado y no incentiva a los lecheros a elevar su productividad. A ese instrumento se suman otros, como una política para mitigar la sobreoferta estacional y una protección arancelaria históricamente alta.

¿El resultado? En la primera década de este siglo la leche fue el segundo producto agropecuario con la mayor tasa nominal de asistencia por parte del Estado colombiano (detrás del azúcar), un apoyo sectorial que supera el de cualquier otro país latinoamericano comparable en el periodo.

Solo hay un instrumento de política pública que va contra el statu quo, y que es justamente el que se está sintiendo por estos días: la apertura gradual del sector a importaciones de Estados Unidos y la Unión Europea, en el marco de los acuerdos de libre comercio con esos socios.

Esas importaciones no son la causa del problema, sino que lo han evidenciado: el sector lechero colombiano no ha podido elevar su competitividad a pesar de los cuantiosos apoyos que le ha dado el Estado durante años.

Ojalá la polémica de estos días haga que se pellizquen el gobierno y el sector, y se diseñe una política para toda la cadena productiva que no distorsione las señales del mercado y propenda por una mayor competitividad sectorial. Otros países lo han logrado, con una asignación de recursos mucho más inteligente que la nuestra.

Mauricio Reina
Investigador asociado de Fedesarrollo.
mauricioreina2002@yahoo.com

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