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Miguel Gómez Martínez
Columnista

Cansancio 

Tanto Petro como Hernández han criticado a la actual administración. Los resultados muestran un plebiscito contra un gobierno que nunca fue popular.

Miguel Gómez Martínez
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Miguel Gómez Martínez

Concluida la primera vuelta, se insiste en que el país votó por el cambio. Una lectura diferente, más real, es que el país votó con cansancio. Todos estamos cansados y las elecciones reflejan esa fatiga. Ha sido una campaña muy larga. Pero el cansancio nacional es algo mucho más profundo y estructural.

Los colombianos estamos cansados de la política tradicional. El elector no quiere saber nada de Gaviria, Uribe, Pastrana, Vargas Lleras, Char y todos aquellos que llevan años encarnando el poder. Puede ser que la composición del Congreso no refleje este hastío, pero en las presidenciales, donde hay un voto mucho menos coaccionado y las maquinarias no se movilizan, el ciudadano deja salir sus sentimientos profundos. Sin duda el cansancio también se refleja en un voto contra Duque y su gobierno. Tanto Petro como Hernández han criticado con dureza a la actual administración. Los resultados muestran un plebiscito contra un gobierno que nunca fue popular y que, a pesar de sus logros, nunca logró sintonizarse con la opinión pública.

El cansancio se refleja en el resultado de Petro. La izquierda saca apenas 500 mil votos más que hace cuatro años a pesar de una larga campaña y una permanente movilización de su electorado alrededor de todo tipo de causas. La buena dinámica de las legislativas no se tradujo en el caudal electoral en la primera vuelta. El techo de Petro se mantiene alrededor del 40 por ciento. Su imagen negativa es hoy un lastre pesado.

Rodolfo Hernández, con su muy estilo particular, es la expresión más clara de la fatiga nacional. Está contra todos. Es muy claro que no le gustan los políticos. Pero tampoco aprecia a los banqueros, los gremios, los periodistas, los tecnócratas, los grupos económicos y todo aquello que se asimile al establecimiento. Parece hacer suya la vieja estrategia política de asimilar, en un solo conjunto, a todos tildándolos de corruptos. La opinión, hastiada de más de lo mismo, recibe este mensaje con agrado y simpatía.

La fatiga del país es el producto de la incapacidad del Estado, el gobierno, los partidos políticos, los gobernantes locales, la prensa, los empresarios, el sistema educativo y el aparato judicial de ofrecerle al ciudadano motivos de esperanza en un mañana mejor.

El cansancio es una sensación que no es sana. Cuando se está cansado se nubla el razonamiento, se pierde la paciencia y se toman decisiones poco meditadas. Los temas importantes no deben ser analizados en esas condiciones porque se pueden cometer graves errores. Mucho menos cuando se trata de elegir el futuro del país.

No está claro cuál es el cambio que Colombia quiere. Pero está clarísimo que no quiere más de lo mismo.

Coletilla: Piedad Córdoba lleva el significado de la palabra ‘bandida’ a niveles insospechados. La justicia sigue sin pronunciarse.

Miguel Gómez Martínez
migomahu@gmail.com

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