Cuando ya el sol comienza a ponerse en el cuatrienio de nuestro actual presidente, son muchas las preocupaciones que deben abatir a ese joven sobre cuyos hombros está echada no tan solo la suerte del Centro Democrático si no, también, la de una pléyade de tecnócratas que lo han acompañado y la de todos aquellos que creyeron en su opción como la mejor hace ya más de tres años.
Y deben estar buscando, afanosamente, un proyecto, una obra que permita marcar una diferencia, dejar una huella, un legado.
Para que la historia no recuerde a Iván Duque como el presidente que afrontó la pandemia del Covid 19 y cuyo cuatrienio estuvo signado por la polarización y el debate, nuestro jovial mandatario tiene una oportunidad de oro y se la acaban de presentar en un proyecto de ley que radicaron los parlamentarios Andrés García Zuccardi, Cesar Augusto Lorduy, Juan Fernando Reyes Kuri, Alfredo Rafael Deluque Zuleta y Jorge Eliécer Tamayo Marulanda, en el Senado y en la Cámara con el nombre de “Por medio de la cual se impulsa la reactivación económica y generación de empleo en las regiones modificando el domicilio de los Ministerios de Colombia en favor de la descentralización y se dictan otras disposiciones.”
Lo primero que debe recordar el país y los congresistas es la falta de novedad de la propuesta no por lo cual deja de ser muy interesante y oportuna. Presidente Duque: la oportunidad la pintan calva, dice un adagio popular y como decimos en el Caribe, la tiene de papayita.
La concentración de la riqueza en dos ciudades y regiones, Bogotá y Medellín con sus zonas de influencia en Cundinamarca y Antioquia, hacen que concentren el 50% del PIB del país; solo Bogotá y Cundinamarca representan el 35%.
Cuando el Maestro Eduardo Aldana Valdés habló del tema en 1.997, lo hizo pensando en los problemas ambientales para la sabana de Bogotá y en las olas de migrantes que incrementaban-siguen incrementando-la demanda de servicios públicos para la capital colombiana y los pueblos circunvecinos: “Con el Gobierno nacional se podría acordar el traslado de prácticamente la totalidad de sus institutos descentralizados hacia otras poblaciones del país. Dado que Bogotá elige una buena proporción de los miembros del Congreso, ellos podrían proponer medidas legales que incentiven esos traslados como la autorización al Distrito para gravar con impuestos de carácter local a ciertos establecimientos públicos que en la era de la informática, el facsímil y las telecomunicaciones, pueden perfectamente trasladar sus sedes a otras ciudades, y a algunas empresas privadas que causarían menos daños ecológicos si se localizaran en otras partes del territorio nacional. Igualmente, se podrían conceder subsidios estatales a las entidades de educación superior que trasladasen sus sedes a pequeñas poblaciones, como lo hicieron hace muchos años los gobiernos de otros países para asegurar un equitativo desarrollo de todo su territorio.”
Yo retomé la idea en sendas columnas publicadas aquí, una en 2.012 titulada “La macrocefalia de Bogotá y el centralismo” (https://bit.ly/3i2rc0d) y otra con el mismo nombre del año pasado, antes de la pandemia (https://bit.ly/2ULk5jV) al mencionar el proyecto de ley presentado, con los mismos fines del que hoy menciono, precisamente por el Representante Cesar Augusto Lorduy.
En ese artículo digo: Hace algunos años la disculpa eran los problemas de seguridad y los problemas de comunicación. Hoy, prácticamente, no hay ninguno de los dos. La seguridad del país ha cambiado mucho en los últimos veinte años y las TIC y las telecomunicaciones, con todo y mis críticas constructivas, han permitido que el país esté conectado mucho mejor, hoy en día.
La pandemia ha recrudecido las desigualdades económicas y, obviamente, se siente mucho más duro el golpe en provincia, lejos del Puente de Oro, como lo llamo yo, que son la capital paisa y Bogotá.
Propiciar el traslado de entidades estatales y auspiciar con incentivos el de privadas, puede generar unas dinámicas de desarrollo regional que nos ayuden con la recuperación económica post pandemia como lo plantean los congresistas.
A eso, que marcaría una huella indeleble en la historia del país, es lo que llamo el legado de Duque. El presidente que se atrevió a ahondar en la descentralización que hace años venimos pregonando y nanay cucas.
Más allá de los aciertos y desaciertos, de las polarizaciones políticas, de los planes fallidos, más allá de todos los dolores y los llantos que ha causado la pandemia y el incremento de asesinatos de lideres sociales, Iván Duque será recordado como el mandatario que impulsó el más grande y extraordinario proceso de descentralización que generó riqueza y empleo en la otra Colombia.
Es la hora, presidente Duque, atrévase, tiene mayorías en el Congreso y son ellos quienes le están dando el trampolín para ser bien recordado en la historia del país.
Nicola Stornelli García
Analista e Investigador de Tendencias Digitales
@puertodigital