María Isabel Mejía, nuestra afamada líder digital dijo, recientemente, que no podíamos permitir que nos dejara la cuarta revolución industrial porque ya nos habíamos perdido las tres anteriores. Claudia Aparicio, la líder de Singularity University (SU) en Colombia me invitó a conocer lo que será el congreso para realizarse a finales de noviembre. El nivel de los conferencistas y los temas lo convierten en un minicurso de tecnología de avanzada.
Tecnología exponencial la llaman en SU. Y es que poder oír a Mr. Hamburguer, Mark Post, hablando de cómo la impresión 3D va a transformar la forma de lo que comemos y cómo eso podría ayudar al planeta en tantas cosas, es algo que parece tan lejano como la ciencia ficción. De ese nivel van a ser los conferencistas. SU les coloca una talla bien alta a los congresos de tecnología del país. Va a ser un antes y un después del Singuarity Summit Colombia (SSC).
Por lo anterior, quiero ir al SSC. El mundo ya cambió. No está cambiando. ¡Ya cambió! Por eso titulé que nos dejó la cuarta revolcuión industrial. Los líderes de este país se han hecho la pregunta de cuántos de nuestros jóvenes que están en programas técnicos, tecnológicos y universitarios relacionados con la tecnología tienen la oportunidad de estudiar y practicar con equipos de 3D, de ver qué es un robot y tantas cosas más. Hay muchas instituciones educativas del país en las cuales los estudiantes ven la teoría, pero jamás la práctica. Y eso los hace quedarse rezagados frente a quienes tienen la oportunidad de dicha interacción. Y no hablemos de nuestro atraso en bilingüismo.
Bogotá, Medellín y Cali no son Colombia. Yuval Noah Harari, en su libro 21 lecciones para el siglo XXI, nos habla de las nuevas desigualdades sociales que están generando la tecnología y todas las más recientes innovaciones de la ciencia. La Unesco ya lo había dicho. La preocupación no es solo la brecha digital. Ahora es la cognitiva, que es la inmensa diferencia entre quienes tienen las habilidades y las competencias para el mundo de hoy y quienes no las tienen. Yo lo definí, y lo he dicho aquí varias veces, como la nueva clase de marginados, los marginados digitales.
Andrés Oppenheimer, en su último libro ¡Sálvese quien pueda!: El futuro del trabajo en la era de la automatización’, también nos habla de como la cuarta revolución industrial está transformando el mundo laboral. Las profesiones que van a desaparecer y las que van a aparecer. Y en Colombia, el Estado les permite a los operadores de móviles engañar a la gente con planes de Facebook y Whatsapp gratis, que es algo así como el nuevo ‘pan y circo’ para los pobres de hoy.
Las diferencias entre las naciones que realmente están entrando en la sociedad del conocimiento, en la cuarta revolución industrial, y las que no lo estamos, van a crear, como lo dice Yuval Noah, brechas regionales de desigualdad social y económica enormes y, por ende, cognitivas. Pero lo grave de eso –aquí lo he dicho antes– son las brechas intrarregionales, que, también se están creando en muchos países. Por eso reclamo más y mejor conectividad, y mucha, mucha educación para las regiones. Ya hay una gran distancia entre los chicos de Bogotá y Medellín y los de Puerto Leguízamo o Uribia. No escribo los departamentos, ex profeso, porque sé que muchos no saben o no se acuerdan dónde están. Y allí comienza la desigualdad.
En mis dos columnas anteriores critiqué el proyecto de ley de modernización de las TIC. En una, incluso, me anticipé a la radicación de dicho proyecto. Y, básicamente, no me gusta porque no propicia, con claridad, la banda ancha fija. Les transcribo un trozo de un artículo reciente de www.cnet.com titulado ‘En el país agrícola, olvídate de la banda ancha. Puede que no tengas internet en absoluto’: “Su situación subraya qué tan inadecuado es el servicio celular como alternativa a la banda ancha de línea fija. La cobertura puede ser irregular, e incluso si está disponible, los límites de los datos significan que no estará en exceso en línea en el futuro. La FCC en su informe de despliegue de banda ancha en febrero dijo que aún no considera que los dispositivos móviles sean un sustituto total de los servicios de banda ancha fija” (https://cnet.co/2SgugHg). Como dicen los millennials en las redes sociales, “paso y dejo esto por aquí”.
Felicito a la Ministra Constain por reconocer que el país no está tan bien conectado como el gobierno anterior quiso mostrar, pero conectarlo mejor significa mucho más que banda ancha móvil.
Nicola Stornelli García
Analista e investigador de las TIC