El país venía encubando una serie de problemas sociales y económicos que en cualquier momento estallaban, era un volcán dormido que lo hizo erupcionar por distintos frentes la propuesta de Reforma Tributaria, gravar más impuestos a la clase media cuando más de dos millones bajaron a niveles de pobreza, según el DANE, era una apuesta bastante arriesgada.
La protesta social ha tomado fuerza, comenzaron a aflorar nuevos reclamos y nuevos sectores con mayor capacidad de presión física de bloquear los corredores viales que los sectores que promovieron el paro, como es el caso de los transportadores, que han logrado frenar la circulación de muchos productos de la cadena agrolimentaria. Es urgente que el Gobierno Nacional entienda el problema y concentra sus esfuerzos en desactivar estos bloqueos mediante el diálogo.
El problema del transporte requiere que la Ministra de Transporte y su equipo asuman con responsabilidad y empeño la concertación y acuerden un plan de acción creíble y sostenible que solucione de fondo esta situación. Meter en el mismo saco los problemas del sector transportador es prologar los bloqueos innecesariamente.
Frenar la libre circulación de los productos de la cadena agroalimentaria es castigar, sin merecerlo, a los productores agropecuarios sobre todo a los pequeños y medianos productores que, a pesar de las múltiples carencias de atención del Estado, siguen produciendo alimentos y materias primas. Una producción perecedera que no puede llegar al mercado de destino es condenar a sus productores a mayor pobreza y a declararlos insolventes ante el sistema financiero.
Lástima que la Defensoría del Pueblo y la Procuraduría hayan perdido imagen y capacidad de negociación y ahora estén perdidas en el marasmo de la conveniencia política. Se requieren soluciones sin dilaciones, con credibilidad, responsabilidad e inteligencia frente a uno de los problemas más críticos como son los bloqueos que vienen realizando los transportadores junto con otros sectores inconformes. Los militares logran abrir por la fuerza las vías pero no soluciona el problema de fondo, las venas siguen abiertas.
En definitiva, el Gobierno Nacional y los gremios de la producción agropecuaria deben enfocar sus energías en llegar a acuerdos con el Comité del Paro, antes que seguir por los medios echando culpas que nada solucionan, son palabras que encienden más la situación presente. Aquí solo pierde el campesino que deja de vender el fruto de sus esfuerzos productivos, incrementando la pobreza rural y el hambre en las ciudades.
Cuantos daños a la sociedad se hubieran podido evitar si el Gobierno Nacional se concentrara con objetividad y sin prejuicios en solucionar los problemas que han estallado con fuerza?
Jesús Antonio Vargas Orozco
Consultor Empresarial
esusvargas.orozco@gmail.com