Colombia es uno de los mercados digitales más prometedores de América Latina. La economía del país está creciendo significativamente más que la región (el PIB promedió un crecimiento anual del 3,6 por ciento desde el 2014, vs. 2,1 por ciento en América Latina y el Caribe, según el FMI). Además, casi 4 de cada 10 colombianos forman parte de la clase media consolidada (según el Banco Mundial, basado en los estudios de Francisco Ferreira y Luis Felipe López Calva). Como resultado, cada vez más sectores de la sociedad utilizan la tecnología todos los días, de manera intensiva.
Sin duda, el país enfrenta aún desafíos. El crecimiento de la productividad ha sido modesto, perdiendo terreno no solo ante las economías emergentes asiáticas, sino también frente a las de altos ingresos. Además, segmentos amplios de la población todavía permanecen en situación de pobreza o vulnerabilidad. Por otro lado, existe una brecha de confianza entre la sociedad y las instituciones. Hoy, solo 3 de cada 10 ciudadanos confían en las instituciones, según Latinobarómetro. También, la economía informal sigue estando muy extendida, afectando a 6 de cada 10 trabajadores, incluyendo a la mencionada clase media. Reducir la prevalencia de la economía informal es un elemento clave para reducir la desigualdad en Colombia, así como para reactivar la productividad.
Una inversión decidida en digitalización y formación es prioritaria para que Colombia venza estos desafíos, como lo han mostrado investigaciones recientes de la Ocde. Los ciudadanos y las empresas con acceso al mundo digital tienen más oportunidades. Las nuevas tecnologías también son clave para la lucha contra la corrupción y reconectar a los colombianos con sus instituciones. Sin embargo, 1,7 millones de hogares rurales (el 80%), y medio millón adicionales en las ciudades siguen desconectados. Y aquellos conectados disponen de una velocidad cinco veces inferior a los de los líderes mundiales. Es más, si no se cierra esta brecha digital que, en parte, refleja brechas socioeconómicas, las desigualdades aumentarán.
Para que la economía digital tenga el impacto social al que todos aspiramos, es esencial trabajar para cerrar también la brecha educativa. Cinco de cada 10 empresas en Colombia afirman tener dificultades para encontrar empleados con las habilidades adecuadas según Manpower, cifra incluso por encima de una región que tristemente lidera esta estadística en el mundo desde hace años. Las habilidades blandas –inteligencia emocional, pensamiento crítico y capacidad/habilidad para la comunicación– se erigen como esenciales, también en el mundo digital.
Los gobiernos no pueden hacer este esfuerzo solos, y por ello es vital que encuentren socios en el sector privado para impulsar conectividad y habilidades. Hace una década, DirecTV/AT&T lanzó como iniciativa corporativa en América Latina, Escuela+, un programa educativo que brinda contenido multimedia mayormente en escuelas rurales de la región. Solo en Colombia, el programa llega a 3.000 escuelas, y el objetivo para el 2021 es que alcance a 5.000. En pocas áreas se observa con tanta claridad el triángulo virtuoso entre tecnología, igualdad de oportunidades y productividad.
En resumen, somos optimistas en cuanto al potencial de Colombia como mercado digital. Vemos una sociedad joven y vibrante, un ecosistema empresarial dinámico y unas instituciones comprometidas con el cambio tecnológico y digital. Estos elementos, junto con el impulso que representaría la modernización de la regulación del sector TIC y el Plan de Desarrollo Nacional, que incorpora un fuerte componente de digitalización y educación, son sólidos pilares para una Colombia 4.0, un país en donde la transformación digital se traduzca en mayores ingresos y mejores vidas para todos.
Angel Melguizo
Vicepresidente de Asuntos Externos y Regulatorios, DirecTV Latin America - AT&T