Durante gran parte del 2018, los activos de mercados emergentes han experimentado una corrección persistente, a pesar de una sólida perspectiva de crecimiento global a corto plazo. Esto es consecuencia de una avalancha de shocks específicos de cada país y condiciones financieras más restrictivas que presionan a los países con mayores vulnerabilidades externas. Sin embrago, no vemos fragilidades específicas de cada Estado como una amenaza para los mercados globales, sino espacio para una recuperación de mercados emergentes, especialmente en acciones.
Las monedas emergentes han llevado la peor parte de la corrección reciente. La volatilidad en las estas se ha disparado a los niveles más altos desde el 2013, cuando el entonces presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, señaló el comienzo del fin de nuevas compras de activos. A pesar de estas devaluaciones, no ha habido un contagio visible a otras clases de activos globales, incluso recientemente la mayoría de divisas emergentes han mostrado signos de estabilización. Algo positivo para los activos emergentes en general.
Los problemas de mercados emergentes de este año provienen de un potente cóctel de elementos negativos, que incluyen factores específicos a cada país, el empeoramiento de las tensiones comerciales, un nutrido calendario electoral y la consiguiente incertidumbre que generan. Las tasas de interés más altas en EE. UU. están agregando estrés a los mercados emergentes, al incrementar la competencia por el capital y llevar a los inversionistas a restablecer sus expectativas de rentabilidad para activos más riesgosos, especialmente los bonos y acciones de mercados emergentes. Las más afectadas son las monedas de las economías de mercados emergentes que tienen mayores déficits en cuenta corriente y más carga de deuda externa.
Por ello, vemos la corrección de mercados emergentes más como eventos idiosincráticos, que han enmascarado los fundamentos más fuertes de estas economías, en vez de tratarse de ‘un canario en la mina de carbón’ que esté alertando sobre peligros para los mercados globales. Las economías emergentes están resistiendo, y deberían tener un impacto limitado. Nuestra investigación muestra que los mercados desarrollados son los impulsores clave de la expansión global y la suerte de los emergentes, con China como el eje para transmitir el crecimiento de manera amplia.
Nuestras proyecciones de actividad (BlackRock Growth GPS) apuntan a una actividad económica estable en China. Los fundamentos de emergentes son, en general, robustos, y la fortaleza económica está comenzando a traducirse en un fuerte crecimiento sostenido de las ganancias empresariales en estos mercados por primera vez en una década. También podemos estar cerca de un punto máximo en los riesgos específicos de cada país. Con gran parte de los precios en nivel atractivo, luego de la corrección de este año, un sólido entorno de crecimiento y el potencial de que la Reserva Federal comience a ralentizar la liquidación de su balance el próximo año, hay margen para un repunte.
Los activos emergentes en general parecen ofrecer una compensación atractiva por estos riesgos, especialmente en acciones. En renta fija emergente, preferimos la deuda en dólares que proporciona cierta protección contra las bajas de divisas y se ve relativamente barata frente a la deuda en moneda local.