Para que diez millones de familias colombianas puedan hacer su desayuno todos los días con un combustible limpio se necesitó una revolución energética que inició hace más de 20 años gracias al desarrollo de campos de producción en el norte y oriente del país, a una fuerte inversión en transporte y a un gran despliegue de redes de distribución.
Aún falta camino. Existen 1,6 millones de familias que cocinan con leña y carbón, e industrias y vehículos que usan combustibles muy contaminantes. Y como las revoluciones energéticas son dinámicas, hoy se necesitan ajustes normativos y regulatorios que derriben barreras que dificultan ampliar la cobertura.
En esta columna me concentraré en dos eslabones de la cadena:
ABASTECIMIENTO
Es importante ensanchar los cuellos de botella que hoy impiden explorar y explotar las vastas reservas de gas natural. Necesitamos regularizar las consultas previas, cuyos procesos son inciertos y engorrosos. Es critico impulsar una mayor articulación entre gobierno nacional, alcaldías y gobernaciones que garantice la ejecución de proyectos.
Además, fortalecer la seguridad jurídica para viabilizar operaciones en el mar Caribe y en yacimientos no convencionales.
Colombia debe adoptar herramientas de planeación que consideren el potencial real del gas natural, teniendo en cuenta las reservas probadas 1P, probables 2P, posibles 3P y construyendo escenarios con recursos contingentes y prospectivos. Tendríamos un panorama más transparente para tomar mejores decisiones para el desarrollo de la oferta, y dar un mensaje de suministro a largo plazo.
TRANSPORTE
Tenemos una gran infraestructura. En los últimos años se agregaron más de 300 km a la red de gasoductos, con los cuales se llegó a más de 7.600 km, gracias al compromiso empresarial.
Pero hay que seguir avanzando. Debemos ejecutar rápidamente las obras priorizadas, con un esquema regulatorio que garantice la remuneración de las inversiones requeridas, asegurando abastecimiento y confiabilidad del servicio. Esto, a su vez, allanará el camino para que tecnologías como el hidrógeno se beneficien de la red.
Lo anterior hace que hoy se hable de la revisión tarifaria de transporte que actualizará parámetros de cálculo como la tasa de descuento que refleja el entorno macroeconómico, la demanda de gas transportada y las nuevas inversiones ejecutadas para ampliar el sistema y atender los requerimientos de la demanda.
La revisión se hará con base en una nueva metodología que adoptará la CREG.
Esta revisión deberá tener una óptica equilibrada que tenga en cuenta la competitividad del energético para los consumidores finales atendidos por comercializadores, y que preserve los incentivos de inversión a las empresas transportadoras que han sido actores fundamentales para llevar a cabo la revolución del gas natural.
Abastecimiento y transporte son dos de los tres segmentos de la industria de gas natural que no debemos descuidar para garantizar que en el futuro más usuarios puedan contar con la energía limpia que necesiten, cuando la necesiten.
ANDRÉS SARMIENTO GRISALES
Presidente (e) de Naturgas