MARTES, 28 DE NOVIEMBRE DE 2023

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Carlos

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Contango

Una vez recuperemos cierta normalidad, debemos actuar para que este sector contribuya a la reactivación económica. 

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Ya nada es como antes. No se escuchan aviones por encima de nuestras cabezas, tampoco el ruido de los trancones ni el de las fábricas. Para algunos, las circunstancias extraordinarias que vivimos dejarán una huella que marcará cambios en comportamientos y modos de vida.

El mundo se paralizó por el efecto mariposa de un estornudo chino. Esto originó una caída del 6,8% del PIB en este país asiático, durante el primer semestre (la peor cifra desde 1976), y en un poco alentador pronóstico de la OCDE que redujo a l mitad el crecimiento global en 2020.

Este paro forzado de la economía ha hecho que se consuman menos combustibles. La Agencia Internacional de Energía estima que la demanda de crudo en abril será 29 millones de barriles/día más baja que la de hace un año, llegando a niveles de 1995.

Igualmente, se prevé una reducción considerable en Colombia, teniendo en cuenta que el 40% del consumo de la energía corresponde al sector transporte (gasolina, diésel y combustible de aviación), el cual no se restablecerá pronto. Solo en marzo, el consumo de diesel y gasolina en Bogotá cayó más de 32%.

Lo anterior, sumado a un mercado mundial saturado por el exceso de producción de petróleo y a la insuficiencia de los acuerdos entre Rusia y Arabia Saudita, hizo que los precios del crudo colapsaran. Y, aunque gracias a la mediación de Estados Unidos se logró el recorte del 10% de la producción mundial, este fue leve y tardío por la caída repentina de la demanda.

Con el desplome de la referencia WTI de hace pocos días se marcó un capítulo más en esta crisis. La acumulación de inventarios en Estados Unidos llevó al límite el almacenamiento de crudo, lo que hizo que quienes habían comprado barriles en el pasado estuvieran dispuestos a pagar para no recibirlo. El petróleo en esta referencia llegó a valer menos que US$0.

En medio de esta serie de eventos desafortunados e imprevistos, la esperanza es que los precios reaccionen en el segundo semestre. Los analistas lo saben y están apostando a que la demanda aumente, una vez los países reactiven sus economías. Esta es la razón por la que el precio a futuro del petróleo ha sido más alto que el precio actual de mercado: Contango, en la jerga financiera.

Las empresas de hidrocarburos colombianas también están golpeadas por la coyuntura, y han recortado significativamente sus inversiones, lo cual tendrá un impacto en las reservas y los niveles de producción.

Por esto se necesita trabajar con urgencia en medidas para mejorar la competitividad de la industria, pues es muy costoso operar en el país y aún existen incertidumbre en los procesos de licenciamiento y consultas previas que afectan la viabilidad de proyectos fundamentales para la seguridad energética.

Una vez recuperemos cierta normalidad y en la medida en que las condiciones sanitarias lo permitan, debemos actuar para que este sector contribuya a la reactivación económica. Con sus empleos, inversiones y aportes a la nación podremos impulsar el país en esta nueva etapa que, como es natural, podrá contar con la energía como su principal aliada.

Las acciones que tomemos hoy en materia energética tienen mayor valor que las que podamos tomar en el futuro, a diferencia del Contango.

Orlando Cabrales Segovia
Presidente de Naturgas.
ocabrales.segovia@naturgas.com.co

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