MIÉRCOLES, 06 DE DICIEMBRE DE 2023

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El crédito agropecuario como herramienta de sostenibilidad

Para que el financiamiento contribuya a dinamizar la producción rural es necesario remover los obstáculos que limitan el acceso.

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¿Para qué el crédito agropecuario? Pareciera obvia la pregunta, pero ella tiene muchas aristas que es necesario explicitar para asegurar que los proyectos productivos agropecuarios tengan el apalancamiento financiero en forma oportuna, adecuada y suficiente, de tal forma que contribuya a ampliar la base productiva rural de manera sostenible.  

Recientemente se revivió la discusión sobre el papel de las inversiones forzosas que deben realizar los intermediarios financieros como instrumento para financiar las actividades agropecuarias y rurales del país.

La organización gremial que los agrupa plantea que estas constituyen un costo más a la operación, que los límites a la tasa del crédito agropecuario frenan la posibilidad de mayores colocaciones y que el sistema financiero ya viene atendiendo en buena medida las necesidades de los productores medianos y grandes.

El planteamiento gremial bancario es consistente a primera vista, si se miran las cifras agregadas, pero si revisamos a qué tipo de actividades y a qué clase de productor están financiando, encontramos que la balanza todavía se inclina a favor de mantener el actual Sistema Nacional de Crédito Agropecuario.

Esto se seguirá presentando hasta tanto el crédito para el sector pueda fluir de manera adecuada tanto hacia los pequeños productores como también hacia los primeros eslabones de la cadena de producción, donde están latentes distintos aspectos que frenan el acceso y que llevan a mostrar indicadores de cobertura y penetración financiera por debajo del sector urbano.

Mantener una fuente estable de recursos para el sector agropecuario y rural a una tasa de interés acorde con los riesgos productivos y la rentabilidad de estas actividades, fortalecer la institucionalidad que irrigue crédito y se empeñe en diseñar e implementar instrumentos financieros complementarios que contribuyan a mitigar los riesgos de clima, fitosanitarios, precios y desastres naturales es un imperativo para un país como Colombia, donde el sector rural tiene un alto potencial y vocación para crear riqueza.

Qué financia la banca

Hoy los bancos comerciales están financiando principalmente inversiones en las últimas fases de la cadena productiva, tales como comercialización de bienes agroindustriales desarrollada por empresarios cuyo riesgo crediticio es bajo, donde gran parte de los riesgos productivos han sido superados, tienen pleno conocimiento del cliente, y existe con ellos una venta cruzada de productos y servicios financieros que facilita otorgarles crédito por cartera sustitutiva a tasas de interés inferiores a los límites establecidos por la Comisión Nacional de Crédito Agropecuario.

En la práctica es un ejercicio financiero que les arroja mayores ingresos a los intermediarios financieros con menores riesgos, pero no apunta a resolver las fallas de mercado antes señaladas.

En cambio, el Banco Agrario de Colombia es hoy la entidad bancaria mayor usuaria del redescuento, coloca el 97 por ciento del número de operaciones y el 81 por ciento del valor, recursos que orienta fundamentalmente a los pequeños productores para actividades principalmente de producción.

Esa penetración de la entidad en el sector agropecuario hay que profundizarla de manera sostenible, haciendo uso de la tecnología para ampliar la cobertura y ganar oportunidad de respuesta en las zonas rurales, pero claro, empezando por optimizar procesos que apunten a brindar oportunidad en la aprobación y desembolso del crédito.
Bien hace falta establecer mecanismos de caracterización de la demanda, costos de producción, ciclos de siembra y potencial demanda para que establezca una estrategia de ser oportunos y suficientes en la respuesta a los productores rurales.

Si bien el Banco Agrario contribuye en la solución de la falla de mercado de crédito para pequeños productores y actividades de producción es necesario que desde Finagro se profundice la estrategia de ampliar los canales de distribución, a través de cooperativas financieras o de ahorro y crédito.

Estas cooperativas han demostrado ir en la dirección correcta de fortalecer tanto sus esquemas de gobierno corporativo como su solidez financiera, además de que en muchas de ellas sus asociados son los propios agricultores, que las sienten propias y velan por la calidad de su servicio.

Para que el crédito agropecuario sea un instrumento que contribuya a dinamizar la producción rural y sea artífice en el mejoramiento de las condiciones de vida de la población rural, es necesario avanzar en remover obstáculos que limitan el acceso al crédito como la percepción del alto riesgo que significa la actividad que limita la financiación.

También vale la pena generar cambios tecnológicos en el proceso del crédito que reduzcan los costos operativos sobre todo de los de bajo monto; introducir nuevos productos de garantías, incluidas las mobiliarias que faciliten el acceso; avanzar en la consolidación de una Red Interinstitucional de Gestión de Riesgos Agropecuarios que sea fuente adecuada para la gestión del riesgo tanto de productores como de intermediarios financieros; así mismo, es necesario fortalecer las alianzas de los gremios de la producción del orden nacional y regional con Corpoica, Upra, Ideam, las secretarías de Agricultura, entre otras, para que cada una de ellas aporte su conocimiento en el desarrollo de una agricultura más sostenible y competitiva. Así el crédito podrá fluir más fácilmente.

Jesús Antonio Vargas Orozco,
Economista y consultor.

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