MARTES, 16 DE ABRIL DE 2024

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El lado positivo de la pandemia

Esta situación extrema nos conduce a dejar de lado el individualismo para buscar el bien común.

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Los medios de comunicación del mundo registran a diario miles de dolorosas noticias sobre el coronavirus. Sin embargo, vale la pena reflexionar acerca de las oportunidades que aporta esta coyuntura, pues todo lo malo trae consigo siempre algo bueno.

Un ejemplo evidente radica en la profunda preocupación que como seres humanos se ha despertado por los demás, no solo por nuestros familiares, amigos y allegados sino por nuestros vecinos, compatriotas o incluso aquellos a quienes ni siquiera conocemos. Un sentimiento común y general de solidaridad ha nacido entre nosotros.

Hemos sido capaces de darnos a los demás, de ser conscientes de su realidad y de hacer sacrificios para buscar el mayor bien común: la defensa de la vida humana. Estos largos meses han demostrado que la vida humana está por encima del valor económico, que no deja de ser importante. Muchas organizaciones han sido creativas a la hora de definir modelos estratégicos que, con agilidad, respondan a la nueva realidad.

Como empresarios y directivos tenemos una gran oportunidad para redescubrir una realidad que podía pasar inadvertida: lideramos, ante todo, equipos conformados por personas y cada una debe afrontar estos tiempos desde circunstancias muy diversas.

Este es el momento propicio para reconocer la labor y entrega de los empleados que con esfuerzo han luchado por sacar la empresa a flote, a la vez que cocinan, hacen el mercado, atienden a los hijos y ponen a disposición de su empresa un espacio, antes reservado para la intimidad familiar: el hogar.

El cuidado propio y de los demás se ha incrementado para alcanzar un único objetivo: la supervivencia humana. No obstante, emergen otras preocupaciones sobre asuntos que existían antes de la pandemia, pero que no parecían conmovernos. Hoy, pensamos en quien perdió su empleo, el cual era la fuente de sustento para toda una familia o en aquel que quedó solitario, aislado en su casa sin ningún tipo de compañía.

Hemos descubierto que los débiles no son solo quienes viven en condiciones de pobreza extrema, sino aquellos que en estas circunstancias no tienen compañía, son vulnerables ante la soledad o quedaron alejados de su familia en el aislamiento. Ahora buscamos involucrarnos en esas realidades que antes eran ajenas.

Lo bueno: estamos atentos y nos identificamos con las dificultades de nuestro prójimo. Hoy la indigencia, la informalidad, la migración, las cárceles no nos son tan ajenas como antes de la pandemia. Lo paradójico es que estas realidades estaban presentes antes del covid-19, pero tal vez no las veíamos como ahora somos capaces. Esta situación extrema nos conduce a dejar de lado el individualismo para buscar el bien común.

Es momento de reflexionar. ¿Unos meses atrás, estábamos llenos de actitudes que no correspondían con la justicia y la pandemia nos ha ayudado a cambiar? ¿Estamos dispuestos a ser solidarios, de manera permanente, incluso cuando todo esto haya sido superado? El coronavirus ha traído dificultades, pero también ha sido una oportunidad para descubrir que nuestro entorno siempre ha necesitado lo mejor de nosotros, incluso antes de la pandemia.

Alejandro Moreno Salamanca
Director General
INALDE Business School

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