DOMINGO, 01 DE OCTUBRE DE 2023

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El nuevo crimen, robar datos

Este delito supone un alto costo para personas, gobiernos, empresas y organizaciones. 

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Estamos inmersos en el mundo de los datos, y es la realidad de una era que ya no tiene vuelta atrás. Todos, es decir los casi 8 mil millones de personas en el mundo, creamos información de manera constante. Y no solo a través de las redes sociales. Producimos y consumimos información de maneras distintas (y sin darnos cuenta), como cuando interactuamos con aplicaciones, usamos mapas, enviamos correos o menajes de texto, o simplemente, cuando encendemos el celular. Es decir, nuestros datos están en todas partes.

Por supuesto también están en los ambientes empresariales. La capacidad de producir datos va en aumento, sobre todo con la aparición de tecnologías emergentes como el Internet de las Cosas, la Inteligencia Artificial y la Realidad Aumentada, por mencionar algunas. Según Statista, la plataforma global de información de negocios, en 2018 el mundo alcanzó 33 zettabytes de datos a nivel global, 16,5 veces más que hace 9 años. Pero eso no es nada, la empresa calcula que innovaciones tecnológicas como el Internet de las Cosas harán que hacia 2035 la cantidad de datos generados llegue a 2.142 zettabytes (para precisar más, cada zettabyte equivale a 1.000 millones de terabytes).

Otro ejemplo, en enero de 2018 existían 213 millones de dominios únicos en el ciberespacio; un año después, 228 millones. Esto sólo demuestra que la información seguirá en aumento para ser aprovechada por todos, especialmente por los negocios, pues los datos son la nueva materia prima con la que se diseñan procesos eficientes, se transforman productos y servicios y se crean posibilidades infinitas.

Pero por eso mismo, también están en riesgo. Y mucho. De acuerdo con McAfee, en el primer trimestre de 2019, los secuestros de datos (ransomware) aumentaron en un 118% y se detectaron nuevas e innovadoras técnicas para los ataques. A lo largo del tiempo, grandes empresas de renombre se han visto amenazadas, como Capital One, que perdió los datos de 106 millones de clientes. Otra que se ha sumado al grupo es Desjordins, a la cual le hurtaron la información personal de 3 millones de miembros. También, Equifax sufrió el saqueo de datos de 147 millones de personas. Y en 2018 el sitio web de la British Airways fue interceptado y los usuarios fueron desviados a sitios fraudulentos donde fueron engañados. Lo anterior permite entonces comprender que el robo de datos ha representado fraudes y daños a la reputación de clientes y usuarios como pérdidas millonarias para las empresas por cuenta de multas y demandas.

De acuerdo con el Reporte Anual de Cibercrimen realizado por Cybersecurity Ventures, este le costará al mundo 6 billones de dólares anuales para 2021, comparado a los 3 billones de dólares en 2015. Según el informe, esto representa la mayor transferencia de riqueza económica en la historia y pone en riesgo los incentivos para la innovación y la inversión. Igualmente, el reporte alarma que el cibercrimen será el negocio más rentable en el mundo, aún más que el comercio global combinado de las principales drogas ilegales.

Ante esa realidad, la ciberseguridad en la era de la nube se convierte en un asunto fundamental que pone a las empresas de tecnología a desplegar todos sus esfuerzos en crear el tipo de seguridad más fuerte. Se trata de defensa a profundidad. Es decir, construir capas superpuestas que protejan desde múltiples ángulos de ataque, robustecer los procesos, generar advertencias inteligentes y autónomas contra intrusos, entregar herramientas que permitan bloqueos de terceros y reducir a cero el error humano.

No solo los ciudadanos deben comprender la importancia de proteger sus datos personales, también las empresas tienen que ser conscientes del gran riesgo al cual exponen su operación y, sobre todo, su reputación. Una mejor seguridad en la nube es crucial para cada negocio, independientemente de la industria o del tamaño, pero sobre todo para mantener un ambiente digital sano y de innovación constante. Las empresas están llamadas a adoptar todos los mecanismos para proteger sus informaciones y a exigir de sus proveedores los mejores productos para protegerse de los cibercriminales porque se estima, según Juniper Research, que las filtraciones de datos costarán a las empresas 8 billones de dólares para el 2022.

Contar con las medidas y herramientas apropiadas para cuidar y proteger los datos personales pasó de ser un valor agregado en las empresas, para convertirse en una necesidad. Los datos son el nuevo petróleo y, en una época donde todo es almacenado en un espacio intangible y desconocido como la nube, es importante tomar la mayor cantidad de precauciones. El robo de datos supone un alto costo para personas, gobiernos, empresas y organizaciones, y así como las amenazas incrementan, también lo hace la tecnología capaz de blindarles contra pérdidas e impactos de los cuales es casi que imposible recuperarse.

Juan Manuel Mesa
Gerente Oracle Colombia y Ecuador

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