El mundo celebra los 150 años del natalicio de uno de los grandes pensadores del siglo XX. Gandhiji nace en el seno de una familia hindú, perteneciente a la casta Bania de comerciantes en Gujarat, hoy, uno de los estados más prósperos de la India industrial emergente.
Su larga lucha por una nación más equitativa y menos pobre se afincó en componentes éticos y morales que le valieron la crítica de copartidarios como Nerhu, para quienes por momentos el Mahatma lucía idealista y guardián anacrónico de la economía doméstica.
Gandhiji por el contrario, tuvo siempre claridad sobre el rol de la industria nacional. La estrecha relación del Mahatma con los capitalistas indios fue por momentos entrañable y definitiva para la consecución de sus objetivos. Ratan TATA en 1910, soportó financieramente su causa en Sudafrica contra el racismo, más tarde sus copartidarios debieron reconocer como el diálogo abierto y en ocasiones confrontacional de su líder con la élite empresarial, le permitió a su partido político, el partido del Congreso, contar con la financiación necesaria para las campañas y marchas multitudinarias que dieron lugar a la salida de Inglaterra del Indostán. Fue miembro honorario de la Cámara de Comerciantes de India en Mumbai y es precisamente en un contexto empresarial similar, en la inauguración anual de la Federación de Cámaras de Comercio de la India, FICCI en 1931, cuando ante las dudas crecientes de sus más importantes amigos y financiadores, Birla y Bajaj, que observaban con recelo el crecimiento de los partidos de izquierda y su relación con el partido del Congreso, Gandhiji aclara: “No dudo, ni por un momento en que la prosperidad comercial es compatible con una estricta honestidad”, pero con una única condición, el empresario debe actuar como un Trustee, un depositario de la confianza de su pueblo, un administrador. De esta manera justificó la existencia de la propiedad privada, pero confrontó de manera radical la concentración de la riqueza y la mala distribución de los recursos.
La doctrina del Trusteeship se asienta en la confianza. Quién recibió el don para crear empresa, también recibió las habilidades necesarias para administrar de manera ejemplar la riqueza de todos. Los beneficios que se deriven de su gestión deben favorecer a miles de trabajadores que participan activamente en la construcción de ese patrimonio, a los consumidores y a la sociedad. El empresario, debe guardar para sí solo lo que es justo, es decir lo estrictamente necesario para sostener y fomentar su actividad. El llamado de Gandhi fue a encausar el comercio en la ética y la responsabilidad social. Aunque no fue un teórico de la economía, la contribución del’ pensamiento gandhiano’ al modelo indio de desarrollo, tiene materialidad. Los conceptos de humanismo industrial, responsabilidad corporativa, la tradición de la sociedades familiares en India incluso entre los grandes grupos económicos y la fortaleza indiscutible del movimiento cooperativo en el desarrollo de sectores como el lácteo, y el de fertilizantes, tienen raíces en esos pregones. Gandhiji fue visionario, advirtió y denunció el consumo infatigable y depredador de los recursos naturales, fue un crítico incansable del comercio fundado en exportar materias primas e importar manufacturas, defendió la austeridad, formuló las ideas que precedieron las del consumo y la producción sostenibles columnas vertebrales de la lucha contra el calentamiento global y el cambio climático.
La India que Gandhi dejó en 1948 padecía el rigor de las hambrunas y los azotes de la postguerra, la pobreza y el atraso, la que hoy conocemos es la que se proyecta como la tercera economía del mundo en el 2030, la que pasó de un ingreso per cápita equivalente a US$310 en 1991 a US$2.054 en 2019, con una participación en el comercio mundial que en el mismo período pasó del 1 por ciento, al 4 por ciento. Es el segundo país productor de acero en el mundo con 107 millones de toneladas, el primer productor de motocicletas con 24,5 millones de unidades por año, el quinto fabricante de vehículos con 5 millones de unidades, el segundo productor de granos del mundo y el primero en lácteos. India es la cuarta industria global en materia de servicios para la habilitación de tecnologías de la información, con una población de 1.370 millones de personas , una edad promedio de 29 años y 2 terceras partes de la población en edad de trabajar.
Hoy también celebramos en Colombia la vida y el legado de Gandhiji, hospedamos en nuestro territorio un gran número de los grupos empresariales que acompañaron sus ideales TATA, Mahindra, Bajaj, Wipro, al lado de otras decenas de empresas en los sectores energético, farmacéutico, de vehículos, químico, maquinaria y TIC. Para ser claros la relación comercial no tiene balance, Colombia exporta poco a ese país y más de lo mismo, la presencia de empresas colombianas en territorio indio es precaria. Algún diplomático indio afirmaba ante tal descripción que no era su culpa si no teníamos nada distinto que exportar, ciertamente no lo es. Pero sí es responsabilidad de los establecimientos, indio y colombiano, de sus agencias de promoción, de la academia y de sus empresarios encontrar esas áreas en donde el comercio y la inversión expanden los beneficios sociales de la tarea empresarial.
Como lo plantearon el Presidente Duque y el Primer Ministro Narendra Modi en su reciente encuentro en la ONU, las relaciones deben fortalecerse y deben relanzarse. Un estudio interinstitucional entre ProColombia y la Universidad Externado de Colombia avanza en ese sentido. Un equipo multidisciplinario de primer nivel es el encargado del trabajo con diferentes instancias del sector público nacional, con los sectores empresariales indio y colombiano, dentro del propósito de identificar eslabones de nuestras cadenas productivas, que puedan beneficiarse de flujos de inversión india en pro de la diversificación de la oferta exportable colombiana.
Soraya Caro Vargas
Directora CESICAM, Universidad Externado de Colombia
@CESICAMINDIA