Realizar una transferencia entre dos bancos, comprar un producto o pagar un servicio en Colombia debería y podría ser mucho más fácil. Hoy, las transferencias son demoradas, los costos de transacción son altos, los topes suelen ser insuficientes, el acceso a nuevos jugadores es limitado y la experiencia del usuario, fin último de cualquier sistema de pagos, es deficitaria.
Las comparaciones nos dejan mal parados y el mejor ejemplo de ello es Brasil, donde el Banco Central lanzó la solución ‘Pix’ a finales de 2020. En dos años desde su implementación, ‘Pix’ ha logrado una adopción récord, con el 20% de todas las transacciones en el país realizadas por el sistema.
Los pagos con ‘Pix’ se realizan de manera simple y unificada en menos de 10 segundos sin importar la entidad o billetera, pues todas las instituciones financieras con más de 500.000 clientes están obligadas a participar en el sistema y las demás instituciones pueden participar de forma voluntaria. La experiencia es fácil de configurar y los usuarios no tienen costos asociados (las transferencias entre personas, por ejemplo, son gratuitas). Este proyecto visionario ya está transformando la vida de los brasileños y representa un aporte crucial al dinamismo económico del país.
Y no solo pasa en Brasil. Alrededor del mundo se ha visto que los nuevos modelos de pagos instantáneos impulsan la modernización e inclusión en el sector financiero, fomentan la bancarización y generan datos que nutren los modelos de riesgo para que más personas tengan acceso a productos de crédito. De paso, aportan en trazabilidad para el recaudo tributario, reducen el uso del efectivo y promueven la competitividad de las pequeñas y medianas empresas. En resumen, y como dicta la sabiduría popular “esto ya está inventado”. No hay excusa para seguir mirando a la distancia el éxito de esas iniciativas.
Por ello, no se puede más que celebrar la intención formal del Banco de la República de liderar e implementar un nuevo sistema de pagos instantáneos en nuestro país, bautizado como SPI.
La premisa, que se comparte en un todo es clara: avanzar hacia un modelo de pagos centralizado, imparcial y verdaderamente interoperable (hoy funciona a través de circuitos cerrados), instantáneo (hoy una transferencia puede tardar hasta tres días), de bajo costo o incluso gratis al menos para transacciones P2P (hoy una transferencia cuesta hasta 7 mil pesos), de participación universal y mandatoria, y con el usuario como razón de ser de esta trascendental transformación.
El SPI del Banco de la República puede ser la política pública en materia de transformación financiera más importante de los últimos años. Que siga adelante, con el decidido acompañamiento del sector y el acompañamiento del Gobierno Nacional hasta su ojalá muy pronta puesta en marcha, son la necesidad y el anhelo ¿Qué estamos esperando?
Catalina Bretón
Gerente general Nu Colombia.