Según cifras del Dane, en Colombia hay cerca de 700 mil personas que desempeñan labores de trabajo doméstico. La mayoría de estos trabajadores no cuentan con un contrato laboral formal, lo que implica que no tienen acceso a prestaciones sociales ni otros requisitos exigidos por ley. De este sector, el 96% son mujeres, de las cuales solo el 17% tiene acceso a seguridad social, y el 47% son mujeres cabeza de familia migrantes de diferentes lugares de origen que llegan a las grandes ciudades a trabajar.
El 4% restante de los trabajadores domésticos son hombres que generalmente desempeñan cargos como cuidadores de finca, jardineros o choferes. No obstante, vale la pena tener en cuenta que en la estadística no se incluyen niñeras, enfermeras o cuidadoras de adultos mayores.
La brecha de vulnerabilidad de este sector, ha sido una problemática latente en Latinoamérica por años. Según la OIT: “14 de cada 100 mujeres en el mercado laboral hacen parte del sector doméstico; de las cuales solo dos tendrán la posibilidad de contar con una pensión para su vejez”.
El panorama evidencia los retos que existen en materia laboral en el sector doméstico.
En el país, a pesar de decretos como el 2616 del 20 de noviembre de 2013, que regula el trabajo de los empleados domésticos por días, y más allá de que en febrero de 2018 la Corte Constitucional ordenó reconocer la responsabilidad de los empleadores en el pago de la pensión de sus trabajadores, la contratación laboral de trabajadores de dicho sector aún continúa siendo un desafío. A ello también se le suma el desconocimiento de los empleadores y que la legislación laboral puede ser una tarea compleja de resolver dentro del hogar. Uno de los problemas de base para la formalización laboral es no contar con un contrato. Por obvio que suene, es ideal un documento que establece todas las condiciones de la relación laboral como la duración del empleo, labores a realizar, horarios de trabajo y salario a pagar, protegiendo al empleador y al trabajador. Este informa de manera clara las condiciones del cargo, junto con los derechos y deberes de ambas partes, dando inicio de manera transparente a la relación laboral.
Empresas como Symplifica se han dado a la tarea de generar procesos claros entre las partes, pues a través de la tecnología facilita la gestión de los empleados del hogar.
Actualmente, Symplifica lidera la campaña #ElContratoMenosFirmado, una iniciativa que, a través de una firma contractual simbólica, busca el compromiso colectivo de aquellos que requieren el apoyo del sector doméstico en su hogar, para mejorar las condiciones laborales y disminuir la brecha de vulnerabilidad a la que se enfrentan los trabajadores de este sector. “Estamos buscando sensibilizar a todos los colombianos que contratan empleadas domésticas en sus casas para que lo hagan con todas las garantías de ley, y así poner en la agenda esta discusión para generar un cambio social y un beneficio para todas las partes”, afirma Omar Perdomo CEO de Symplifica.
En sus cinco años de operación, Symplifica ha logrado formalizar al 2% de empleados domésticos en Colombia; de los cuales el 85% nunca habían cotizado a un fondo de pensiones y solo el 38% ha terminado sus estudios primarios. Muchos han dado un primer paso para cambiar la realidad de los trabajadores del hogar en el país, facilitando la formalización de su situación laboral.
La empresa ha mostrado un crecimiento importante en los últimos años. Incluso durante la covid-19, expandió sus operaciones alcanzando un crecimiento de 3,6 veces en los últimos dos años. La firma se centra actualmente en los trabajadores domésticos, pero tiene previsto ampliarse al ámbito empresarial, ofreciendo servicios a Pymes.
“Es muy satisfactorio evidenciar que cada día más hogares hacen las cosas bien y le dan el lugar que se merece al empleo doméstico. Estos trabajos son esenciales y con la pandemia se ha evidenciado su valor, ahora nos toca a los empleadores hacer nuestra parte”, concluye, Salua García Fakih, COO de Symplifica.
Lina Rueda
Especial para Portafolio.