El siglo XIX, fue llamado universalmente, el siglo de la industrialización.
Lo relacionamos directamente con el tren a vapor, pero hay un campo importantísimo en el que este siglo se hizo denotar y fue en el pensamiento sistémico.
La cantidad de conceptos filosóficos que sobresalieron en este siglo se vio iluminada por la ciencia, las artes, la política y la industria. Esto por supuesto influenció de manera directa las sendas económicas internacionales en el que la revolución burguesa y los derechos del pueblo, marcaron territorios significativos para las naciones de hoy en día.
Descubrimientos en la medicina microbiana y patológica, avances científicos en la química como los de Marie Curie y su esposo y los conceptos comportamentales del ser humano desarrollados por Pedro Kropotkin y Charles Darwin fueron unos pocos de los miles de eventos ocurridos entre el año 1801 y el 1900 que movieron las dinámicas comerciales y financieras al cooperativismo internacional.
En América, la consolidación de las naciones formó parte de todo este bacanal de eventos mundiales que, a su vez, generaron muchísima riqueza para unos tantos y muchísima pobreza para otros más. Pero hay un importante protagonista que es poco conocido dentro de este marco de variados conceptos y es el científico Ruldolf Clausius.
En una época donde el Nihilismo era el todo, Clausius, fue un físico y matemático nacido en 1822 en el antiguo estado Báltico Prusiano, donde después de sus estudios doctorales, se interesó por los movimientos de los elementos en el universo y sus rastros de calor.
La termodinámica para Clausius fue indiscutiblemente la guía para plantear la teoría de que toda función dinámica de un sistema universal que se mantiene aislado es por si misma un estado independiente y por lo tanto se comporta como un elemento independiente. En castellano, lo anterior quiere decir que el estado natural de los elementos en el universo tiende a comportarse individualmente y no colectivamente, llegando a algo denominado: desorden.
A lo anterior Clausius lo denominó: Entropía, que para la psicología moderna este concepto es utilizado, comportamentalmente como la debilidad del orden, es decir Divide et Impera, Divide y Vencerás.
La historia de la humanidad ha estado ligada a que cuando hay un ciclo de orden cultural, llega el caos. Después del Big Bang llegó la expansión calmada del universo, después de la Edad Media, llegó el Renacimiento, después de la tormenta llega la calma, después del invierno llega el verano y así, cada época tiene un principio de orden sistémico y luego un final caótico o viceversa.
Posiblemente estemos viviendo el final de una era, donde los disturbios, la pobreza, las protestas, las mentiras en la política, la inestabilidad de los mercados financieros, la fuga de los capitales, la riqueza desequilibrada, el lenguaje de odio en las redes, el racismo, la impunidad, la perpetuidad del poder, la contaminación, la corrupción, las agresiones físicas y verbales, nos estén llevando a una Entropía Moderna.
Ojalá que si sea un cambio de era porque si esto es la nueva normalidad… preocupémonos o mejor ocupémonos.
Luis Felipe Chávez Giraldo
Historiador
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