Superada la crisis del sector eléctrico, en la cual estuvimos muy cerca de tener cortes programados de energía y en la que fue fundamental el ahorro de los usuarios, una mayor generación con plantas térmicas, y cogeneración y autogeneración industrial, constatamos que fuimos capaces de sortear uno de los fenómenos climáticos de ‘El Niño’ más severos de los últimos 50 años.
Nuestra regulación evidenció que se debe iniciar una discusión profunda del Mercado de Energía Mayorista, dado que la mayoría de las reglas fueron creadas hace más de 20 años y solo se hacen ajustes puntuales sin revisarse estructuralmente.
El cargo por confiabilidad fue el último gran desarrollo de la regulación. Probó que funcionó para incentivar la expansión de la capacidad de generación, pero una variable fundamental del mismo, el precio de escasez (que remunera a los generadores la energía en condiciones críticas utilizando como referente el combustible fuel oil N.6) llevó al estrés financiero a las plantas de generación de energía térmica, a las que les costaba producirla mucho más que este referente.
Esto se materializó en pérdidas, con corte a diciembre 31 del 2015, de 530.000 millones de pesos. La cifra al primer trimestre del 2016 da un déficit de 200.000 millones, sin mencionar que estas plantas tuvieron que acudir masivamente a créditos con la banca para poder sopesar las necesidades de caja que se dieron durante los siete meses de ‘El Niño’.
¿Qué debe seguir hacia adelante? Lo primero es que el Gobierno construya una hoja de ruta. Que tenga una política energética clara, retomando los espacios que el regulador tomó por defecto en los últimos años, en los cuales no se trazó y diseñó la política pública.
Es necesario que se inicie ya la discusión regulatoria de ajuste del precio de escasez, toda vez que el fenómeno de ‘La Niña’, pronosticado, ha venido cediendo, en términos de probabilidad, lo cual podría poner al sector en una situación de estrés financiero nuevamente, una vez inicie el verano en diciembre.
Este se debe ajustar previo a la realización de una nueva subasta de expansión de generación que, según la Creg, se realizará a finales de este año, o principios del próximo.
Luego de ello, es necesario mirar lo que en el sector eléctrico se consideraría ‘buenas prácticas regulatorias’. Para ello se deben mirar mercados como los de Estados Unidos o europeos, que arrancaron después de la creación del nuestro y, a hoy, nos llevan una ventaja amplia en el diseño de submercados y productos de cobertura de riesgo, que producen liquidez y eficiencia.
Para esto, el Departamento Nacional de Planeación inició un estudio pensando en el desarrollo y estructura de una política de mediano plazo y contrató dos expertos internacionales para evaluar lo sucedido y plantear ajustes para el corto plazo. En paralelo, la Creg contrató tres expertos internacionales para hacer lo mismo.
¿Qué debe salir de estos estudios? En primer lugar, instrumentos para la demanda que ayuden en la gestión eficiente de la compra de energía, en términos de participación activa de la misma. En el mercado colombiano, la energía que necesitan los usuarios es simplemente un número, con cero posibilidades de ajustarse, y es totalmente inelástica. En otros, los usuarios participan tanto en el mercado de corto plazo, la bolsa de energía, como en los mecanismos de contratación y de confiabilidad.
En el mediano plazo, es necesario ajustar la formación de los precios en la bolsa de energía, mediante un mercado del día anterior, intradiario y de balance, en el cual, además de adecuar el manejo del riesgo en el despacho, se beneficien a las tecnologías renovables con variabilidad.
También es necesario ajustar la estandarización de contratos y el uso de plataformas que ya existen, como Derivex. A la fecha, el mercado cuenta únicamente con contratos bilaterales, los cuales no son comparables y, en consecuencia, nadie sabe cuál es precio futuro de la energía. Diferente piensa el regulador que, después de 15 años de estar discutiéndolo, no ha solucionado lo que los mercados financieros hicieron hace rato, y es el manejo del riesgo de contraparte, mediante cámaras de riesgo central.
Una vez corregido el precio de escasez en el corto plazo, es necesario revisarlo integralmente para garantizar una expansión de capacidad de forma eficiente y remunerando adecuadamente dicha confiabilidad.
Estas discusiones necesitan tener su propio momento. Lo que no puede pasar es que mientras estén listos todos los estudios, caigamos en una ‘parálisis por análisis’ y nos demoremos en ajustar lo que se necesita ya.
Alejandro Castañeda Cuervo
Director Ejecutivo, Asociación Nacional de Empresas Generadoras (Andeg).
análisis
Es el momento de tomar decisiones
El Gobierno debe construir una hoja de ruta que tenga una política energética
clara.
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