mayo se publicó el libro titulado “¡El éxito es el resultado progresivo de un propósito digno!”, patrocinado por el grupo empresarial Wonder como un ejercicio pro bono que recoge 34 reflexiones de varios empresarios de Colombia, de diferentes sectores y gremios.
A lo largo de sus 139 páginas se lee de sus protagonistas, todos empresarios, sus reflexiones e impresiones de lo que debería ser la empresa, el emprendimiento, su función social, y como la vida del empresario es de altas y bajas.
En sus páginas encontré esta reflexión que viene bien en cualquier momento, pero que ahora en la pandemia es una más significativa:
“En la carrera del empresario, el nombre del juego es la velocidad que puede imprimirle a la empresa y que depende de la capacidad y habilidad para tomar decisiones, de la oportunidad de respuesta, del equipo de trabajo al que debo contribuir para formar, madurar, desarrollar, crecer y saber asignar las responsabilidades a los más hábiles en cada una de las áreas de competencia en la cual se ubicarán en el “campo de juego”.
El trabajo en equipo, interdependiente, en el que al interior de la organización todos los colaboradores son al mismo tiempo clientes/proveedores, deben tener la clara visión, misión y objetivos de que su trabajo está orientado al cliente, lo que a la postre es garantía de éxito y ejemplo de liderazgo. He conocido empresas donde “team work” significa que unos son del “team”, no hacen la tarea, y otros hacen el “work”.
Trabajar y generar riqueza y bienestar es siempre una meta humana altamente deseable y notable que debe perseguir el mejoramiento de las condiciones de vida del entorno en el cual desarrolla su objeto y contribuir a dejar un mundo mejor basado en el servicio a todos los involucrados, como un valor de negocio que siempre será reconocido.
Dejar de lado la ambición como valor supremo de la vida económica, abandonar el ego y la arrogancia pésimos consejeros y promotores de las guerras, hacer el trabajo con esfuerzo y dedicación, desarrollar la responsabilidad social empresarial, cuidar el medio ambiente, conocer y valorar su equipo, enfocarse en tomar decisiones sabias, saber que si se cae se hará lo necesario para volver a pararse, aprender de los fracasos, pensar en positivo y compartir con su familia los resultados: los buenos y los no tantos de la empresa”.
Estas palabras las escribió mi padre, un empresario, y son relevantes porque vienen de quienes como él construyen país, generan empleo, pagan impuestos, generan bienestar, promueven el desarrollo y se enfrentan a la peor parte de la pandemia, buscan maneras imaginativas de seguir produciendo, seguir trabajando, seguir proveyendo trabajo e ingreso a muchas familias, es la historia de muchos más que como él imprimieron sus experiencias en este libro, de quienes debemos aprender y emular, de quienes anónimamente creen en la función social de la empresa, en el valor del empresario y quienes, como él lo dice, viven en el “mundo real”, gracias a ellos y a sus empresas por seguir adelante a pesar de la incertidumbre.
Andrés Barreto González
Superintendente de Industria y Comercio
superintendente@sic.gov.co