Decía Descartes, “Dos cosas contribuyen a avanzar: ir más deprisa que los otros, o ir por el buen camino”. En tiempos como los que vivimos y reiterando el desafío que tenemos en Colombia de no retroceder en materia de erradicación de la pobreza y mejoramiento de la calidad de vida, sin pensarlo mucho llega uno a la conclusión de que requerimos ir más rápido y, a su vez, por el buen camino.
La respuesta a la pregunta, ¿cuál es el buen camino?, emergió de un diálogo amplio y profundo en distintos espacios promovidos por Naciones Unidas y, en general, por el conjunto institucional y empresarial más activo en los temas del desarrollo sostenible en el mundo. El camino propuesto es el de edificar economías territoriales que hagan una transición pronta hacia mayores niveles de productividad, innovación y diversificación sectorial.
Cómo lograrlo, también ha sido tema de amplia discusión y encontrar una buena respuesta ha implicado debatir no solo los temas relacionados con la economía y el empresarismo, sino con aspectos más amplios de provisión de bienes públicos esenciales como lo ambiental, la salud, la educación, la justicia.
Aunque la respuesta definitoria al cómo lograrlo debe consultar, en buena medida, las realidades de cada país y sus territorios, sí hay un consenso sobre los movilizadores de dicha construcción: desatar un ambiente de innovación empresarial; construir institucionalidades públicas sólidas, eficaces y transparentes; dotar de infraestructura adecuada a los sectores clave del crecimiento y a los territorios; cultivar las habilidades y cualificaciones de las personas, y crear entornos regulatorios equilibrados, estables y simples.
Ahora bien, la respuesta a ¿cómo se recorre el camino rápidamente?, también se ha puesto sobre la mesa: es sumando las mejores capacidades de todos aquellos que más pueden contribuir y eliminando las barreras formales e informales que por naturaleza proliferan en ambientes donde la confianza no reina. ¡Qué circule la confianza!, decía James Madison, a quien mencionamos en una columna anterior en la que expresábamos caminos necesarios para la patria venezolana.
Ahora que desde el Plan Nacional de Desarrollo se invita a las regiones a pactos estratégicos. Desde ProBogotá, ProPacífico, ProBarranquilla, ProRisaralda y Proantioquia, queremos apoyarnos mutuamente para que en cada región pongamos sobre la mesa un conjunto de análisis precisos, con base en evidencias claras sobre aquello que en materia de equidad, desarrollo económico y competitividad nos desafía hoy, y, a su vez, propuestas concretas de cómo afrontar desde una perspectiva integral y de ejecución continua, rápida y coordinada.
Esta mirada, que consideremos complementaria a la que ofrecen otros esfuerzos institucionales públicos y privados, los cuales valoramos y ponderamos enormemente, queremos sea un aporte en el cual el sector empresarial logre expresar con claridad visiones y propuestas específicas.
“Divide cada dificultad en tantas partes como sea factible y necesario para resolverlo”, decía Descartes, mientras ideaba sus mejores aportes a la denominada revolución científica y a la filosofía moderna. Acogemos desde los Pro, por vigente su consejo.
Rafael Aubad
Presidente Proantioquia
raubad@proantioquia.org.co