La evidencia científica sobre cómo la diversidad de género en las juntas directivas puede o no impactar el desempeño de una organización, es compleja desde el punto de vista conceptual, e inconsistente desde el empírico.
Un lado de la discusión defiende un impacto positivo en el desempeño financiero de juntas más diversas desde el punto de vista de género, argumentando que las mujeres son más estrictas cuando participan en los comités de auditoría y compensación que los hombres. Igualmente, este grupo de académicos propone que las mujeres traen a la junta una visión distinta a la de los hombres sobre los problemas que allí se tratan.
Por otro, existe también un grupo importante de académicos que argumentan que no debería haber ninguna relación entre el género y el desempeño, y soportan su posición no encontrando relación alguna entre el desempeño de la empresa, medido de diversas formas, y la composición de la junta. Sin embargo, la evidencia es mixta en este sentido, porque cambiando las medidas de desempeño o los países donde se hace el estudio, los resultados sobre el impacto de la diversidad de género cambian de signo.
¿Qué dicen los datos para el caso de las empresas familiares colombianas? Luego de analizar la composición de las juntas directivas de 523 compañías, encontramos que el 17,5 por ciento de las sillas directivas son ocupadas por mujeres, un porcentaje mayor al reportado en estudios internacionales. Igualmente, cuando se analiza el rendimiento financiero promedio (retorno sobre los activos ajustado por industria) y la participación de mujeres en las juntas, se encuentra una relación negativa con el desempeño financiero.
¿Por qué? Para investigar con un poco más al detalle este fenómeno, decidimos estudiar las hojas de vida de 117 mujeres directoras y 698 hombres directores y construimos un índice de ‘talento’, incluyendo variables como estudios universitarios, reputación de las universidades donde completaron sus estudios, lenguas que dominan, experiencia laboral, entre otros aspectos. Al realizar de nuevo la comparación entre el desempeño, pero ahora con el grupo de mujeres no afiliadas a la familia, y con un alto índice de competencia profesional, el signo cambió a positivo. Es decir, cuando en la junta participan mujeres preparadas (sin estar vinculadas a la familia) el impacto en el desempeño financiero es positivo.
Este hecho es consistente con la evidencia reportada en Estados Unidos, donde el porcentaje de mujeres en la junta es de solo 8 por ciento, pero aquellas que logran llegar hasta la cima de la estructura organizacional presentan desempeños muy superiores al promedio, consistente con lo encontrado en este estudio de empresas colombianas.
Por otro lado, cuando las mujeres que participan en la junta no tienen un alto nivel de preparación y están allí representando a la familia (por ejemplo nepotismo), el impacto es fuertemente negativo, es decir, entre mayor es la proporción de mujeres de este tipo en las juntas, peor es el desempeño financiero de la empresa que representan.
Maximiliano González
Profesor asociado, Facultad de Administración, U. de los Andes.