Como resultado de la coyuntura global afectada por la pandemia del covid-19 la Superintendencia de Sociedades amplió el plazo para la realización de las Asambleas Generales, una cita ineludible de todos los administradores y gerentes que a comienzo de cada año rinden cuentas sobre su gestión y resultados del año anterior.
Socios y accionistas son convocados para examinar el desempeño de las empresas, su Junta y sus administradores, y determinar las directrices de las compañías para el nuevo año.
Sin embargo, este año las Asambleas tendrán un tinte especial: las discusiones, análisis y decisiones que suelen centrarse en los informes contables, balances financieros y decisiones económicas, deberán ser contextualizadas desde las nuevas realidades a las que esta emergencia nos ha enfrentado.
Es entonces fundamental no perder de vista que si bien los resultados financieros reflejan una parte de la gestión empresarial, no proporcionan una imagen completa del desempeño de la organización y de su capacidad de adaptarse y responder al contexto en el que opera.
Buena parte de la gestión de la administración será medida respecto a la manera en que la empresa ha enfrentado la crisis y el enfoque de gestión adoptado que le permitirá tener mayores niveles de resiliencia para sobreponerse a la misma.
En el marco del deber fiduciario los administradores deben, no solo propender por los buenos resultados financieros de corto plazo, sino también integrar los riesgos y oportunidades para el negocio que se derivan de su desempeño de sostenibilidad en el mediano y largo plazo.
Hoy más que nunca, las decisiones de corto plazo basadas únicamente en el retorno financiero menoscabarán el éxito empresarial de mediano y largo plazo.
Si bien es fundamental atender la emergencia, esto debe hacerse teniendo en cuenta la integralidad del desempeño empresarial, y en particular el relacionamiento de la empresa con sus empleados y con la comunidad, su actor ético y transparente, su responsabilidad como ciudadano corporativo y su desempeño ambiental e impacto en la economía regional y nacional.
Por eso, la próxima vez que seamos convocados a reuniones de Asambleas Generales de Accionistas, no podemos conformarnos con que nos presenten los balances y nos cuenten de la gestión en términos generales o que recordemos titulares de prensa sobre donaciones con respecto a la crisis.
Es nuestro deber solicitar la rendición de cuentas frente al desempeño empresarial en los asuntos sociales, laborales, económicos y ambientales, que por supuesto incluyen covid-19 pero deberían mostrar una visión integral de la sostenibilidad empresarial en la estrategia de la empresa. Debemos pedir cifras, exigir rigor, hacer preguntas como lo haríamos con los resultados financieros.
Muchas empresas vienen reportando de manera habitual su gestión en sostenibilidad, sin embargo, mientras la rendición de cuentas financiera lleva casi 100 años como obligación legal, la rendición de cuentas en sostenibilidad comenzó como buena práctica hace unos 20 años y en Colombia hoy en día, sigue siendo un ejercicio voluntario de cerca de 300 organizaciones.
Todas las empresas deberían estar en la capacidad de explicar su gestión y desempeño frente a sus grupos de interés prioritarios como sus trabajadores y colaboradores, sus clientes, la comunidad, el medio ambiente, los inversionistas, y para ello se requiere una rendición de cuentas de sostenibilidad con la misma frecuencia, rigor y relevancia con la que se rinde cuentas sobre los resultados financieros.
Durante estas sesiones las empresas estarán decidiendo el rumbo que quieren tomar, y los socios y accionistas tienen el poder de redireccionarlas hacia una senda sostenible, responsable y respetuosa con sus trabajadores, la sociedad, sus grupos de interés, y el medio ambiente, demandando mayor y mejor medición y rendición de cuentas frente a estos asuntos.
Así como la decisión individual de no salir de casa tiene un efecto multiplicador, también lo tiene su voto en las asambleas de accionistas en favor de la sostenibilidad. ¡No delegue su voto!
Esta es su oportunidad para convertir las Asambleas Generales en espacios de discusión que vayan más allá del Ebitda y realmente se centren en comprender la manera en la que la que las empresas sostenibles generan valor en el corto, mediano y largo plazo para ellas y para todo su entorno.
En el escenario post-covid19 necesitaremos no que 300 sino que todas las empresas entiendan que la sostenibilidad empresarial es la única manera de hacer negocios.
Andrea Pradilla Andrade
Directora para Hispanoamérica del Global Reporting Initiative-GRI.
pradilla@globalreporting.org