En un contexto internacional de contracción económica y de crecimiento moderado, el reto de impulsar la industria como motor de empleo y desarrollo exige un nuevo pensamiento enfocado en la competitividad, la innovación, la diversificación y el valor agregado.
El último informe ‘Commodity Markets Outlook’, del Banco Mundial, concluyó que los precios de los commodities no se recuperarán en el mediano plazo, al menos no este año, lo que reafirma la importancia de una nueva economía basada en el valor agregado y menos dependiente de las materias primas, lo que nos ha hecho vulnerables por años.
Por otra parte, la depreciación de la moneda frente al dólar en países de la región, muchos de ellos mercados importantes para los exportadores colombianos, ha encarecido sus importaciones, disminuyendo así su capacidad de gasto.
Una tarea en la que ya veníamos trabajando, entendiendo la vital importancia que tiene para la economía nacional, y que se hace aún más trascendente en la coyuntura actual.
Es el momento propicio tanto para diversificar mercados y productos, como para pensar fuera de la caja y encontrar nuevas formas de fortalecer las empresas colombianas frente a sus competidores.
Desde ProColombia, siguiendo la Política de Desarrollo Productivo del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, estamos trabajando para que el país migre de las materias primas a productos con mayor valor agregado. Sabemos que allí está la fórmula ganadora para el desarrollo, es así que países como Corea del Sur, Singapur, o incluso Chile, han dado el salto al desarrollo.
En ese sentido, el camino por recorrer todavía es largo. En Colombia, las exportaciones de productos sofisticados representaron en el 2015 solo el 19 por ciento del total en el sector no minero-energético, alcanzando un valor de 2,75 mil millones de dólares.
La gran mayoría de esas exportaciones correspondió a productos de mediana tecnología, con casi 50 por ciento de participación, seguidos por los de baja tecnología, con 25,3, y de alta, con 18,4.
El poder transformador de la innovación tiene varios ejemplos. Como mencioné anteriormente, Corea del Sur, tal vez uno de los más cercanos por las similitudes con Colombia, cambió toda su estructura productiva después de una guerra que la destruyó en la década de los 50, y hoy es una de las principales economías del mundo y casa de grandes empresas como Samsung y Hyundai.
Más de la mitad de sus importaciones intermedias se destinan a la producción de productos para las exportaciones de sectores clave como el electrónico y el automotriz, posicionándolo como el quinto país exportador del mundo, cuando en el 2001 llegaba al puesto 20. También pasó de ser receptor de inversión extranjera directa a emisor.
Chile es otro caso para mostrar. Cuenta con el mayor número de tratados de libre comercio en la región y es líder en la calidad de servicios logísticos para el comercio internacional. Está aprovechando su fortaleza en las exportaciones de frutas, diversificando sus ventas en mercados europeos y asiáticos, incorporando valor agregado en diferentes temas como en empaques, y se está enfocando en el comercio sustentable de su oferta exportadora, obteniendo certificaciones para asegurar la entrada efectiva a más mercados.
Podemos aprender de este tipo de experiencias. Colombia tiene todo el potencial para liderar en el contexto internacional, si apuesta por una economía basada en la innovación y aprovecha las ventajas de la internacionalización.
Ya pusimos en marcha una serie de estrategias para aumentar la cultura exportadora del país, pero la industria nacional tiene que cambiar el chip, necesitamos que más empresas exporten y que lo hagan de forma constante, que el comercio exterior responda a una estrategia empresarial y no coyuntural.
Si el país quiere crecer debe exportar más. Hay suficiente evidencia de naciones que, gracias a que enfocaron sus economías en las exportaciones de productos con valor agregado, obtienen mayores tasas de crecimiento.
La hora de pensar fuera de la caja es ahora. Podemos capitalizar el buen momento del país, aprovechar el impulso que da transitar de un pasado adverso a un futuro prometedor, y el contexto del posconflicto, que tiene los ojos del mundo puestos en Colombia, con interés de generar más negocios, redundará en mejores empleos y desarrollo para todos los colombianos.
Felipe Jaramillo
Presidente de ProColombia.
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Pensando fuera de la caja
El desafío de impulsar la industria como motor de empleo y desarrollo, exige un nuevo pensamiento enfocado en la competitividad.
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