El hundimiento del artículo 104 del Presupuesto General de la Nación, conocido como traslado exprés, que buscaba que un grupo de cotizantes a pensión mayores de 52 años, en el caso de los hombres, y de 47, para la mujeres, pudieran trasladarse de los fondos privados a Colpensiones, no será el único intento para lograr este cambio.
La propuesta refleja la preocupación de un alto número de trabajadores (19.000 personas de un aproximado de 40.000 que serían elegibles), dependiente e independientes, que ven diferencias sustanciales entre una pensión de vejez en un fondo privado y una en Colpensiones.
A esto se suma el volumen de traslados solicitados en los últimos cinco años: 470.000 trabajadores pasándose al régimen de prima media de Colpensiones. Cabe recordar que la edad permitida para esto es diez años antes de la edad establecida para acceder a la pensión (57 años para las mujeres y 62 para los hombres).
En sentido contrario, solo se han dado 30.000 casos en los años recientes de personas migrando de Colpensiones a los fondos privados.
La iniciativa, aunque no avanzó, deja en el ambiente ese malestar y reafirma la necesidad -siempre aplazada- de adelantar una reforma pensional. De otro lado, también plantea un desafío gigantesco a los fondos privados de ser más atractivos para los cotizantes.
Es hora de que generen un modelo que seduzca a los trabajadores para que quieran pensionarse con ellos, y de paso dejar solo de alertar sobre el pasivo fiscal que generaría un traslado masivo del sistema privado al público.
Podrían, por ejemplo, replantear su sistema de comisiones. Actualmente cobran un porcentaje sobre la base de cotización. He propuesto en varios escenarios que deberían cobrar sobre el desempeño del capital que recaudan del trabajador: a mayor rentabilidad, mayor comisión, pero si hay desvalorizaciones del portafolio, la comisión debería bajar.
De otro lado, hay que quitarle presión a Colpensiones.
Una reforma podría hacer que los subsidios que van a las pensiones más altas se destinen a cubrir a más personas de bajos ingresos. O plantear un modelo mixto: todos los cotizantes reciben un salario mínimo y de manera obligatoria con Colpensiones, y quien gane más, ahorre en un fondo privado para aumentar su pensión.
La propuesta hundida, a pesar de su inconveniencia por costosa frente a las personas beneficiarias, también plantea la urgencia de fortalecer los estimulos para que las personas ahorren para su retiro. El trabajador debe hacer más por sí mismo para tener cierta calidad de vida en la vejez y el ahorro de largo plazo es la herramienta más potente para lograrlo. Pero para construir ese capital debe empezar a edades tempranas.
Marcelo Duque
CEO de Cómo Me Pensiono.