MIÉRCOLES, 04 DE OCTUBRE DE 2023

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Plan fiscal más realista, pero sujeto a reformas

Esperamos que las calificadoras otorguen un compás de espera antes de pronunciarse sobre posibles cambios a la calificación del país.

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El nuevo plan financiero para 2021 muestra un déficit fiscal mucho mayor este año en comparación con las estimaciones iniciales. El déficit fiscal cerró el año pasado en 7.8% del PIB, mientras que el de 2021 se ampliaría a 8.6%. El déficit del año pasado fue menor que la meta inicial del gobierno de 8.2% del PIB, publicada en el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) en junio, pero la estimación para este año es mucho más alta que la meta inicial de 5.1%, también publicada en junio.

Sin embargo, la nueva estimación de déficit fiscal para 2021 no es sorpresiva. En columnas anteriores mencioné que la meta inicial del gobierno para este año era muy optimista, especialmente porque, según nuestros cálculos, el recaudo tributario iba a ser menor que la estimación oficial, tanto en 2020 como en 2021, y porque creíamos que el gobierno iba a extender una cantidad significativa de medidas de apoyo fiscal a la población de menores ingresos y a las empresas a lo largo de 2021. De hecho, nuestro pronóstico para el déficit fiscal era de 9% del PIB en 2020 y de 7.5% en 2021. En efecto, en noviembre el gobierno presentó una actualización de sus estimaciones de déficit al Comité de la Regla Fiscal, y las elevó a 8.9% del PIB en 2020 y a 7.6% en 2021, muy similares a las nuestras.

Por lo tanto, en nuestra opinión, las cifras actualizadas en el plan financiero no implican un cambio importante en la situación fiscal de corto plazo con respecto a la información disponible hace tres meses. A pesar de que el déficit fiscal del año pasado estuvo aproximadamente 1.1% del PIB por debajo de nuestro pronóstico y del que presentó el gobierno en noviembre, la nueva estimación para este año es más alta que ambos pronósticos en una magnitud similar. Es decir, la estimación de déficit acumulado para 2020 y 2021 se mantuvo en torno a 16.5% del PIB. El desplazamiento del déficit de un año a otro se explica principalmente por la subejecución de gasto en 2020, que ahora se llevará a cabo en 2021.

En contraste, la senda esperada de déficit fiscal en el mediano plazo sí sufrió fuertes revisiones al alza. La nueva senda es mucho más realista, pero depende de una reforma fiscal en el corto plazo y de cambios a la Regla Fiscal. Según el MFMP, la deuda bruta del Gobierno Central iba a alcanzar un máximo de 65.6% del PIB en 2020, para luego descender marcadamente a 42.9% en 2031.

En su momento advertimos que estas cifras se basaban en una serie de supuestos que, en nuestra opinión, también eran demasiado optimistas, como la velocidad a la que la economía cerraría la brecha del producto, un cuantioso ajuste fiscal estructural cercano a 2% del PIB después de 2021, un monto considerable de ingresos en el corto plazo por concepto de privatizaciones, y una disminución acelerada del gasto de inversión del Gobierno Central. Ante este panorama, en su momento escribimos que “el gobierno terminará concentrando sus esfuerzos en estabilizar la carga de la deuda pública por debajo de 60% del PIB en el mediano plazo”. En efecto, la nueva senda esperada de la deuda pública ahora alcanzaría un máximo de 65.4% del PIB en 2021 y luego caería a 59.2% en 2031.

Esperamos que efectivamente se apruebe una reforma fiscal a mediados de año, pero no tan ambiciosa como pretende el gobierno. Según el Ministerio de Hacienda, las nuevas estimaciones de mediano plazo requieren una reforma fiscal que reduzca el déficit en 1.5% del PIB de forma permanente a partir de 2022 (combinando mayores ingresos con menores gastos). A pesar de que el tamaño de este ajuste es menor que el de 2% del PIB que se planteó en el MFMP, seguimos creyendo que será difícil de conseguir y que la reforma solo reducirá el déficit de forma gradual en los próximos 4-5 años, lo que implica que el ajuste en 2022 podría ser algo menor a 1% del PIB.

Al mismo tiempo, la Regla Fiscal necesita cambios urgentes. Según nuestros cálculos, la nueva trayectoria esperada de la deuda pública requerirá que la suspensión de la Regla Fiscal se extienda por dos años más (recordemos que el Comité de la Regla Fiscal aprobó su suspensión hasta finales de 2021) y/o que se reforme la Ley que la rige, pues las nuevas metas fiscales no son consistentes con el déficit estructural establecido de 1% del PIB en el mediano plazo.

Pese a los cambios planteados en el nuevo plan financiero, una rebaja de la calificación crediticia del país no es inminente, y de darse, tendrá que esperar hasta el segundo semestre. Sin embargo, seguimos viendo una elevada probabilidad de que Colombia pierda el grado de inversión este año por parte de al menos una de las principales calificadoras de riesgo a nivel global. Estas agencias eran conscientes de que los supuestos del MFMP eran muy optimistas. Así que, en lugar de pretender que el gobierno cumpliera con las metas de la Regla Fiscal al pie de la letra, algo que luce prácticamente imposible en estos momentos, las calificadoras están a la expectativa de ver una senda de consolidación que estabilice la relación de deuda sobre PIB en el corto plazo y que muestre un descenso gradual en el mediano plazo. Por lo tanto, esperamos que las calificadoras otorguen un compás de espera antes de pronunciarse sobre posibles cambios a la calificación del país, al menos hasta mediados de año, cuando se haya aprobado la reforma fiscal.

Andrés Pardo Amézquita
Jefe de Estrategia Macro para América Latina, XP Investments.

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