Las elecciones en Colombia han pasado, el nombramiento del equipo económico principal del nuevo gobierno ha sido confirmado, pero los nubarrones internacionales han aumentado. Una nueva incertidumbre reina sobre la economía, que afectará las decisiones que deba tomar la nueva administración.
Por un lado, la situación en la región está llena de signos de interrogación. El panorama económico y fiscal en Argentina, ha llevado a una crisis cambiaria (con una depreciación del 22 por ciento entre mayo y junio frente al dólar americano), y los intentos de reforma del presidente Macri han quedado en ‘veremos’. El resultado de las elecciones en México y las de Brasil próximamente, resultan en cautela y preocupación inicial de los inversionistas nacionales e internacionales. Y eso, sin hablar de Venezuela.
A esto se suma el oscuro panorama internacional. El presidente Trump, en cumplimiento de sus promesas de campaña, “América primero”, ha impuesto aranceles a una serie de productos provenientes de China y la Comunidad Europea, lo que ha desatado una guerra comercial. Cuando la economía de EE. UU. venía con un crecimiento importante, se ha producido una zozobra generalizada, cuyos efectos en las tasas de crecimiento mundiales ya se anuncian, y algunos analistas señalan que podría significar una reducción de cerca de 0,7 por ciento frente a lo estimado para este año.
No cabe duda de que China ha venido aumentando su participación en las exportaciones a través de dumping y prácticas comerciales inequitativas. Pero, la guerra comercial desatada por EE.U U. es la respuesta inadecuada, y hace que la medicina sea peor que la enfermedad. Ya los analistas internacionales ven una reducción sustancial del crecimiento de la economía americana para el 2019, que se estima no superará el 1,9 por ciento. Los pesimistas hablan hasta de una posible recesión.
A lo anterior, se suman las presiones políticas en Europa, que permiten prever un regreso a la crisis en el Viejo Continente. Las tendencias xenofóbicas y racistas, así como las anti-globalistas, se tomaron a Inglaterra, con la aprobación del brexit; a Italia, con un gobierno populista y extremista, y Holanda y los países nórdicos están sujetos a presiones de la derecha antiinmigratoria, de lo cual no escapan Alemania y varios países del este europeo (Polonia y Hungría, en especial). Esto genera dudas sobre la sostenibilidad de una política económica ortodoxa en Europa, y se anticipan tasas de crecimiento menores también al otro lado del Atlántico (solo el 1,7 por ciento en el 2019).
Como si lo anterior fuera poco, no hay duda de que se reiniciarán las tensas relaciones con Rusia. Por un lado, con EE. UU. en relación con la intromisión aparente en las elecciones presidenciales, y por otro, con los países de Europa Occidental, basado en las denuncias de los ataques con gas químico a varias personas en Gran Bretaña.
Así las cosas, al nuevo Gobierno en Colombia le esperan retos cuyas implicaciones son difíciles de predecir: presiones sobre la tasa de cambio, precio del petróleo incierto y comercio internacional decreciente. En ese marco, la política monetaria y fiscal tendrá restricciones en cuanto a la capacidad de maniobra, y las tasas de crecimiento esperadas tendrán que ser revisadas. La nueva incertidumbre internacional llegó, y lo más probable es que quede por mucho rato.
Rafael Herz
Vicepresidente Ejecutivo de la ACP