Varios países han reiniciado un proceso gradual de reapertura de su economía. Ante la falta de una vacuna y de un tratamiento generalmente aceptable, la fuerza y sostenibilidad de la recuperación económica continúa siendo incierta y el impacto desigual entre países y sectores. Las más recientes proyecciones señalan una recesión mundial por encima del 5% y una recuperación más sostenida hacia el segundo semestre del 2021 y con mayor probabilidad en el 2020.
Durante la fase más profunda de la crisis, las cifras no son alentadoras. Caída de 12% del comercio internacional, que pudiera aumentar si las tensiones comerciales se vuelven a profundizar, y un promedio de desempleo mundial alrededor de un 15%, que dependerá de la recuperación de diferentes sectores. La demanda acumulada puede resultar en un crecimiento más rápido del consumo masivo, pero los sectores de turismo y ocio, que son intensivos en empleo, necesitarán más tiempo para su reactivación.
La receta para una recuperación acelerada incluye, en el corto plazo, una política fiscal y monetaria expansiva, así como subsidios salariales, incentivos a la protección y generación de empleo, cuyo logro debería incluir la flexibilización del mercado laboral. A su vez, se necesitarán tasas de interés bajas para una expansión crediticia, inyección de liquidez en los mercados financieros, inversiones en infraestructura y compra de activos por el estado. Esto impedirá bancarrotas a gran escala y una profundización de la crisis financiera.
Las personas más afectadas por la crisis, requerirán de seguro contra el desempleo, y apoyos directos de medicina y alimentos a quienes hacen parte del sector informal. La defensa del tejido empresarial implica la extensión de plazos para el pago de impuestos, y garantías para la obtención de préstamos, y condiciones especiales, en especial para las Pymes.
En el mediano plazo, la crisis puede significar una oportunidad de ajuste hacia una estructura productiva más equitativa y sostenible. Esto requerirá, a nivel empresarial, una mezcla de inversiones en la digitalización, e incorporación de nuevas tecnologías modernas. L anterior, acompañado por mayores inversiones en investigación y desarrollo con participación de gobiernos, empresas y la academia.
Con el sustancial aumento del gasto público, la mayoría de los países emergentes requerirán de reformas tributarias, diseñadas a aumentar la base, limitar o eliminar exenciones, y mayor progresividad del sistema.
A nivel internacional, la cooperación global será indispensable para superar lo que es una verdadera crisis global. Se requiere más y no menos del sistema multilateral para reducir tensiones bilaterales, y mayor liquidez y financiación de emergencia por los bancos centrales y las entidades financieras internacionales, en especial para apoyar la suspensión del servicio de la deuda de países pobres.
La crisis no se superará pronto, pero con las políticas hacia la protección del empleo y el fomento del consumo, y más coordinación entre los países, se podrán crear las bases para una recuperación más rápida y sostenida. Y los países tendrán que haber aprendido de esta crisis sanitaria y de las cifras de desempleo, para crear y sostener redes de seguridad social.
Rafael Herz
Analista Internacional