Hace un año, la integración entre organizaciones del sistema de salud con otros sectores fue propuesta por instituciones académicas y organismos supranacionales, como un mecanismo de apoyo a la respuesta al Covid-19.
Un estudio de la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes, financiado por Minciencias, analiza el papel de la coordinación intersectorial e interorganizacional dentro del sistema de salud colombiano.
La investigación identificó la importancia de las relaciones interorganizacionales entre secretarías de salud, aseguradoras (Entidades promotoras de salud (EPS), medicinas prepagadas, compañías de seguros) e instituciones prestadoras de salud (laboratorios clínicos y hospitales) para la vigilancia del Covid-19 con el objetivo de hacer un diagnóstico temprano, independientemente del proveedor de seguros, crear alianzas entre laboratorios para procesar pruebas de Covid-19, hacer seguimiento de casos, establecimiento de cercos epidemiológicos y mejorar el intercambio de información en tiempo real para tomar decisiones eficientes.
Uno de los mecanismos que facilitó la coordinación interinstitucional fue el establecimiento de acuerdos formales que establecieron las responsabilidades organizativas y la distribución de las finanzas en respuesta al Covid-19. Así lo aseguró el representante de una de las secretarías de salud: “Es la primera vez que distintos actores como aseguradoras y organismos reguladores como la Secretaría de Salud, se unen frente a un problema de salud pública con una respuesta coordinada para beneficio de todos”.
También se destacan las relaciones intersectoriales entre el sistema de salud, las universidades y el sector privado, proporcionando evidencia relevante para la toma de decisiones, reforzando la capacidad del sistema de salud suministrando servicios de laboratorio para diagnosticar pacientes y contribuyendo a aumentar el volumen de los servicios hospitalarios.
Esta coordinación fue apoyada por la alineación de intereses sociales y económicos en respuesta a una crisis nacional, pero fue desafiada por la falta de liderazgo local y la desconfianza entre los actores, puntos que mejoraron con el tiempo tras el trabajo conjunto en respuesta a la crisis.
En un contexto donde el sistema de salud está históricamente basado en la competencia entre las organizaciones de atención de la salud, la respuesta coordinada al Covid-19 se apoyó en mecanismos tanto blandos como duros y en acuerdos formales entre organizaciones, para asignar nuevos roles y compartir recursos en pro de un objetivo compartido que fue provocado por la crisis.
Si bien algunos facilitadores y barreras se identifican como estructurales, otros son situacionales y la mayoría impulsados por la pandemia. Por lo tanto, mantener mejores relaciones interpersonales y acuerdos formales de cooperación entre partes interesadas del sistema de salud, no pueden asumirse como poscovid y deberán reevaluarse e identificar su sostenibilidad, escalabilidad y aplicación en tiempos de no crisis.
Simon Turner
Investigadores, Ana María Ulloa, Carolina Segura, Natalia Niñoy Vivian Valencia.