En un momento de crisis como el actual, hacemos un escrutinio más consciente del sistema de salud colombiano, y debo decir que se siente uno orgulloso del avance, idoneidad y capacidad institucional y profesional de nuestras organizaciones de prestación de servicios, de los profesionales asistenciales y los organismos estatales. Este es un sector activo, vibrante y muy productivo.
El avance logrado a partir de la puesta en marcha de la Ley 100 de 1993 nos pone a la cabeza de los sistemas de salud, al menos en Latinoamérica, con nuestros regímenes contributivo y subsidiado, y un acceso en teoría prácticamente universal, muchos piensan que tenemos un modelo de salud mejor que muchos países más avanzados que el colombiano.
Seguramente es verdad, pero creo que estamos listos para ir más lejos. Tenemos debilidades muy complicadas, la primera es la no sostenibilidad financiera del modelo actual.
Estamos viendo el avance de la ley de punto final, para tratar de saldar deudas anteriores y otras iniciativas, pero la clave es que aunque se apruebe y se reconozcan esas deudas, y hasta se encuentren los recursos para efectivamente pagarlas, nada nos garantiza que no empiecen de nuevo a acumularse, porque es seguro que tenemos un modelo de salud insostenible financieramente.
¿CUÁL ES ENTONCES EL PROBLEMA?
En mi opinión el problema radica en que tenemos un modelo de salud curativo.
En general, este se activa muy tarde, cuando ya hay una situación grave que debe ser resuelta; nuestras grandes clínicas y hospitales, de los que nos sentimos orgullosos, son grandes talleres de reparación y entre más deteriorado llegue el ciudadano a sus puertas más van a facturar.
Aunque tenemos planes de promoción y prevención, estos no están conectados en verdaderas redes de prestación de servicios de salud que logren articularlos en los diferentes niveles de complejidad.
Nuestras Empresas Promotoras de Salud (EPS) viven de espaldas a sus afiliados, no tienen la información de sus pacientes porque se encuentra fragmentada en una red no estructurada de prestadores de servicios de salud con los que tienen sistemas precarios de intercambio.
Además, les hemos cortado las alas a través de los mecanismos de no integración vertical, impidiéndoles montar verdaderas redes integradas de prestación de servicios y de administración del riesgo en salud.
¿CÓMO LO RESOLVEMOS?
Debemos pasar de un modelo curativo actual, a uno basado en la gestión del riesgo de salud y de pago por desempeño. ¿En qué consiste?
El sistema de salud colombiano opera a través de un esquema de seguros, basado en la gestión de riesgo donde el asegurador debe valorarlo y definir si lo asume y si lo hace, convirtiéndose patrimonialmente en el responsable, que es en donde duele hacerse cargo, en el bolsillo.
Hoy en Colombia es el Estado el que realmente asume el riesgo en salud de sus ciudadanos. No nos equivoquemos en pensar que son las EPS, y ese Estado somos todos los que respondemos con nuestros impuestos.
Lo más importante para tener una población sana y un sistema sostenible, es gestionar de manera efectiva y proactiva el riesgo colectivo e individual de salud de los ciudadanos, es la única forma de hacer sostenible el modelo vigete.
Lo que debemos hacer es transferir ese riesgo a unas instituciones (públicas y privadas en principio) que se encarguen integralmente de gestionar el riesgo en salud y de prestar los servicios de promoción, prevención, bienestar y, de ser necesario aquellos de mayor complejidad cuando no quede más remedio que reparar el daño de salud que no fue posible prevenir.
Esto implica que actores como hospitales y clínicas de alta complejidad se integren societaria y/o operativamente con prestadores de servicios ambulatorios, urgencias, bienestar y prevención para gestionar integralmente a esos afiliados, garantizando que los mantienen sanos y evitan que los que están enfermos evolucionen a estadios más graves, dolorosos y costosos, el incentivo es que reciben un valor fijo y predeterminado por esos pacientes.
Aunque el fin para conservar su “prima de riesgo” que le permite la subsistencia y progreso, sea asegurar que la condición de salud del afiliado esté siempre sana.
Lo mejor es que los actores que pueden constituir esas nuevas organizaciones de aseguramiento en salud, no solo pueden venir de la unión de clínicas, hospitales, también pueden venir de las Empresas Promotoras de Salud y las cajas de compensación familiar que integren unas redes más completas de prestación de servicios de atención médica y que realmente gestionen el riesgo de sus afiliados de manera integral.
Gustavo Torres
Director de la vertical de salud de Digital Ware.
Sistema nacional de salud, listo para el siguiente nivel
Lo más importante para tener una población sana y un sistema sostenible es gestionar el riesgo sanitario colectivo e individual de los ciudadanos.
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