No entenderemos suficientemente el criterio empresarial con que funcionan algunas compañías en Colombia: cuando las cosas se están haciendo bien, hay que comenzar a hacerlas diferente; cuando las personas que dirigen las empresas son las adecuadas, hay que cambiarlas. Pero el criterio existe, se da silvestre en Colombia, y sólo con una absurda lógica como ésta será explicable la salida del presidente de la ETB, Fernando Panesso, quien dejó la empresa de comunicaciones en un momento definitivo.
Según cifras que revela esta casa periodística y que hasta ahora no han sido controvertidas, Panesso logrará utilidades estimadas para diciembre de este año de más de 300.000 millones de pesos y habrá gestionado negocios por 427.000 millones.
Su época será recordada por aquella en la que la ETB manejó de la manera más eficiente la defensa jurídica de la compañía y le ahorró 342.000 millones en pleitos, que en otro tiempo se hubieran perdido en detrimento de la empresa. Se despide habiendo desempantanado el proceso de selección de socio estratégico que fue demandado en el Tribunal Superior de Bogotá. Pero había que cambiarlo y aún entendiendo que estos relevos son perfectamente posibles en un 'mundo empresarial dinámico', es difícil conectar su salida con unos pobres resultados que están lejos de serlo.
En cambio, sí nos parece sospechoso, o por lo menos curioso, que su reemplazo en la presidencia, Fernando Carrizosa, haya tenido vínculos estrechos con uno de los gigantes que ahora quisieran tomar control de la ETB y que ese relevo se produzca en momentos tan cercanos a su escogencia.
El propio Carrizosa ha dicho que participó en el proceso de venta de OLA a Millicom, uno de los aspirantes para ser socio de la ETB. ¿Será prudente que el ex hombre fuerte que lideró ese proceso sea hoy el mismo que tenga que dirigir la selección del socio estratégico y, eventualmente, terminar favoreciendo a aquel con el que tuvo tan significativo contacto?
Y no digo que ese trámite sea discrecional del presidente, ni siquiera que los criterios de selección sean subjetivos. Pero como en el mercado las señales también cuentan, ¿no es esa una coincidencia digna de consideración?
Resultará muy incómodo, en todo caso, para los otros aspirantes distintos a Millicom que estos movimientos surjan en un momento tan inoportuno y que el nombre del nuevo número uno de la ETB esté siendo asociado de alguna forma con la multinacional de Luxemburgo. Transmito entonces la inquietud de muchos: ¿La ETB busca socio o acaso ya lo encontró?...