El periodista Enrique Tapias, de Noticias Uno, reveló el sábado 20 de septiembre el contenido del informe de auditoría de la firma KPMG sobre el Fondo Premium y en él incluyen los correos electrónicos de mayo del 2012, por medio de los cuales se le informa a Rodrigo Jaramillo de la campaña de captación de fondos para Premium.
Esa campaña incluía premios a los corredores de InterBolsa que captaran 1.000 millones de pesos o más, quienes viajarían a Cancún por cuenta de la compañía. Según el noticiero de televisión, Rodrigo Jaramillo habría dicho anteriormente que no sabía nada sobre el Fondo Premium y la actividad de los corredores de su firma.
En esta oportunidad, quiero concentrarme principalmente en la existencia de incentivos perversos con los que se remunera y premia la actividad de los corredores de bolsa.
Como se ve claramente en la información presentada en Noticias Uno, independientemente de la veracidad del hecho de que Rodrigo Jaramillo lo supiera o no, el ofrecimiento de grandes premios u otras prebendas para quienes logren captar entre sus clientes importantes sumas de dinero constituye, en mi opinión, uno de los vicios ocultos de la actividad comercial, de la cual no es consciente el cliente o inversionista. De esta manera, quedan totalmente desalineados los intereses del cliente respecto de los intereses del corredor de bolsa y los de la firma para la cual trabaja porque la motivación de la venta es la obtención de premios, comisiones o simplemente la consecución de recursos para usos explícitamente ofrecidos o deliberadamente ocultados.
El propósito de la actividad de corretaje bursátil, como la de toda actividad comercial, debería estar centrada en ofrecer el mejor servicio o producto a sus clientes para la obtención de la satisfacción de sus necesidades y, naturalmente, en ese proceso permitir que el proveedor obtenga una ganancia adecuada. Por el contrario, lo que se evidencia con mucha frecuencia es la prevalencia que se da a los intereses del vendedor por encima de los del comprador de productos financieros. En estos casos, no solo están desalineados los incentivos, sino que van en sentidos opuestos porque al mayor estímulo a la fuerza de ventas corresponde una menor rentabilidad para el inversionista.
Y este tipo de incentivo perverso se ve con frecuencia en la actividad bursátil. En las colocaciones de nuevas emisiones de acciones o de bonos, en el ofrecimiento de alternativas de inversión de portafolio o en la venta de fondos de inversión, pues se privilegia el ofrecimiento de aquellos productos en los cuales el corredor y su firma comisionista obtendrán un mayor provecho sin pensar en cuál es la mejor inversión en rentabilidad o seguridad para su cliente.
Naturalmente, pienso que ya es hora de diseñar estrategias de remuneración e incentivos que aseguren la alineación de los intereses de los corredores con los de sus clientes.
Paul Weiss Salas
Experto en inversiones bursátiles
paulweisss@yahoo.com