DOMINGO, 10 DE DICIEMBRE DE 2023

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Rafael Herz

Dilema del banco central en EE. UU.

Bancos pequeños y medianos son menos de la mitad de los activos del sistema financiero, pero más del 80% de los créditos para propiedades comerciales.

Rafael Herz
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Rafael Herz

Los bancos centrales independientes tienen una función primordial: controlar la inflación. En ese contexto, para, sobre todo atacar las razones que afectan el aumento de los precios desde la demanda, usan una política monetaria restrictiva encareciendo los créditos y limitando el dinero en circulación.

Ante la crisis bancaria que inició en Estados Unidos con la insolvencia del Silicon Valley Bank (SVB) y otros dos bancos medianos, el banco central de la Unión americana, la FED, ha tenido que usar un malabarismo financiero para atacar los dos problemas. Por un lado, decidió volver a subir la tasa de interés en 0,25%, argumentando que sin estabilidad de precios la economía “no funciona para nadie”. Esto ante lo que considera aún tasas de inflación inaceptables dada la cifra del 6% para febrero.

Sin embargo, una de las causas de la crisis del sector financiero pequeño y mediano en los EE. UU. es precisamente el dinero más costoso, que ha implicado una reducción en el precio de los activos de estos bancos, e implicó que los depositantes hayan preferido buscar refugio en bancos más grandes o en fondos de liquidez. Bajar la tasa de interés ayudaría a estos bancos, lo mismo que apoyar a través de compra de portafolios a precios reducidos, pero ambos instrumentos implican estimular la economía con la correspondiente presión inflacionaria.

Además de estos elementos ‘objetivos’, los bancos centrales tienen que tener cuidado sobre la percepción del mercado. Como, adicionalmente al rol de manejo inflacionario les cabe una responsabilidad en la regulación del sistema financiero, si de manera abrupta se hubiera dejado de lado la lucha contra la inflación, esto podría haber sido interpretado como una crisis más extensa del sistema bancario.

En el caso americano, existe otro dilema en dirección contraria. Bancos pequeños y medianos representan menos de la mitad de los activos del sistema financiero, pero más del 80% de los créditos para propiedades comerciales. Si estos bancos siguen perdiendo depósitos o si requieren de inyección de capital para reducir la percepción de riesgo, se verían abocados a reducir el número de estos créditos, lo que implica menor crecimiento económico.

El dilema que requiere solución es separar las actividades regulatorias de las de control monetario. En el caso de EE. UU., las reglas introducidas después de la crisis financiera del 2007-2009 estaban buscando precisamente limitar el efecto disruptivo de una crisis individual de un banco y evitar que se amenazara todo el sistema financiero y la economía en general.

A este objetivo se debe retornar. Si las reglas de capitalización se extienden a los bancos medianos y pequeños, y si se establecen reglas de convertir obligatoriamente bonos de deuda en capital de estos bancos en situación de crisis, las soluciones individuales no requerirían ajustes de todo el sistema. Y así, el banco central se puede concentrar en la lucha contra la inflación sin deber que dedicar esfuerzos e instrumentos a preservar bancos individuales con el propósito de evitar una extensa crisis del sector financiero.

RAFAEL HERZ
​Analista Internacional

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