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Rafael Herz

El nuevo mercado energético

Del propósito de un mercado liberal y global de energía con cadenas de suministro abiertas y eficientes, se pasará a uno más regulado.

Rafael Herz
POR:
Rafael Herz
diciembre 22 de 2022
2022-12-22 09:44 p. m.
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En 2022 la crisis energética ha resultado en condiciones caóticas en Europa, siendo una de las principales fuentes de inflación y de una posible recesión. 2023 la mayoría de los países estarán entre dos opciones: seguir invirtiendo en opciones basadas en combustibles fósiles que representan posible seguridad energética, pero también en el mediano plazo adoptar políticas que promuevan una transición más rápida hacia las energías renovables.

La invasión de Rusia en Ucrania tuvo consecuencias dolorosas en el mercado energético. Una tercera parte de la presión inflacionaria en los países industrializados se le atribuye al aumento en los precios de energía. Adicionalmente, las restricciones de suministro, implicaron una reducción del consumo de gas en un 10% en Europa. Esto sumado al aumento del consumo de carbón con el correspondiente atraso de la salida de plantas.

En el invierno 2022/2023 Europa usará el gas que se encuentra en los tanques de almacenamiento para llegar sin mayores contratiempos a la primavera. Pero los retos aumentarán de nuevo a lo largo del año, al no haber podido sustituir las importaciones de Rusia, y con China volviendo a una senda de crecimiento con la respectiva demanda por energéticos.

A nivel geopolítico, el mundo será mas complicado, con EE. UU. seguramente prefiriendo limitar exportaciones a Europa y propender por asegurar un suministro interno a precios menores. Así, Europa establecerá relaciones de largo plazo con fuentes de suministro como Argelia y Qatar. De otro lado, el ‘eje’ de autocracias entre China, Rusia e Irán se profundizará.

La transición energética ahora está vista con un mayor grado de incertidumbre. Gas seguirá jugando un papel importante y si bien creciente en el corto plazo, las reglas de emisiones provenientes de los acuerdos internacionales podrían resultar en un papel menor en el mediano plazo. Inversiones en renovables no convencionales crecerán, pero no lograrán sustituir fuentes tradicionales. Lo anterior, por un incremento de precios ante la mayor demanda, por las dudas tecnológicas aun existentes sobre su almacenamiento, y porque los impactos ambientales de estas fuentes no permitirán un crecimiento tan exponencial como previsto.

Ante todo lo anterior, el mercado energético estará caracterizado, en el 2023 y posterior, con un mayor rol del Estado, para asegurar una diversidad de fuentes, regular precios y demanda, y promover inversiones. En el caso del gas, esto redundará en que los gobiernos seguramente asuman riesgo de contratos de largo plazo. En el caso de renovables, los gobiernos dirigirán y subsidiarán mayores inversiones. Esto con dos propósitos: que los proyectos se implementen en menor tiempo, y crear empleos y capacidad de producción nacional.

Así, del propósito de un mercado liberal y global de energía con cadenas de suministro abiertas y eficientes, se pasará a uno más regulado, con un papel mayor del estado y con metas más nacionalistas, para garantizar la seguridad energética. Será más costoso y más ineficiente como resultado de lo ocurrido en el 2022 y con consecuencias que se verán en el mediano plazo.

Rafael Herz

Analista Internacional.

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