MIÉRCOLES, 06 DE DICIEMBRE DE 2023

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Rafael Herz
Columnista

Elecciones en Alemania

El nuevo gobierno, cuya formación seguramente tardará varios meses y será resultado de unas extensas negociaciones de programa de la coalición.

Rafael Herz
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Rafael Herz

El sistema parlamentario basado en elegir partidos políticos cuyos representantes electos a su vez votan por un candidato a ser primer ministro, o en caso de Alemania canciller, requiere normalmente coaliciones.

La mayoría absoluta de un partido es la excepción. El pasado domingo, en las elecciones alemanas, el partido de la canciller Merkel (los demócrata cristianos) perdieron más del 8% del voto y pasaron al segundo lugar después de los social demócratas que hasta la fecha eran precisamente su socio ‘junior’ dentro de la coalición de gobierno.

Con el resultado se abren múltiples opciones de posibles alianzas de gobierno. Los social demócratas con un poco más del 25% del voto podrían liderar una alianza con los verdes (con una plataforma alrededor de temas socio-ambientales) y los liberales que tienen una visión de libre mercado.

Esa misma constelación (con verdes y liberales) también podría ser liderada por el partido de la actual canciller, que obtuvo un 24% del voto con su nuevo líder (Armin Laschet).

Otra opción, menos probable, sería continuar con la llamada ‘gran coalición’ de los dos partidos dominantes, pero dada la ventaja del hasta ahora socio menor, esta sería liderada por el candidato Olaf Scholz de los social demócratas, que hasta ahora ha ejercido como ministro de finanzas, y tiene mayor popularidad como posible sucesor de Merkel.

El nuevo gobierno, cuya formación seguramente tardará varios meses y será resultado de unas extensas negociaciones de programa de la coalición, tendrá importantes retos. La canciller saliente tuvo un liderazgo indiscutible dada su capacidad de buscar soluciones acordadas, y su estilo de bajo perfil.

Pero esas mismas características, implicaron que decisiones de fondo no se hayan llevado a cabo. Así, Alemania tiene retrasos importantes alrededor de la digitalización de su economía.

También, quedaron pendientes temas como la reforma pensional en un país con una población con alta edad promedio, y los ajustes a la mitigación y adaptación a retos del cambio climático.

Fuera de las fronteras de Alemania, quedaron también importantes pendientes. Merkel prefirió el manejo puntual, sensato y sensible de las crisis, pero esto implicó la falta de visiones más estratégicas. Reformas alrededor de la sostenibilidad fiscal de la Unión Europea están aun por definirse. Al igual, falta claridad sobre la relación con China y Rusia y como reducir su creciente influencia mundial.

Hay un elemento de las elecciones en Alemania que ha sido subvalorado. A pesar de la pandemia y de la crisis derivada de ella, los partidos extremistas perdieron votos. La extrema derecha y la extrema izquierda salieron como perdedores de las elecciones, dejando claro que el electorado no contempla su participación en la formación del gobierno.

Sea cual sea el nuevo gobierno alemán, será una alianza del ‘centro’, que buscará reformas en el marco del modelo alemán de estado social de derecho, más basado en una economía de mercado y de libertades individuales, que en los extremos.

Las elecciones también fueron un rechazo a las tendencias xenofóbicas y anti inmigratorias, al igual que a un modelo basado en una economía de subsidio y que recorta la libertad de un empresariado pujante.

Rafael Herz
Analista Internacional
rsherz@hotmail.com

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