Desde hace tres años, Luis Alberto Condines Seoane es el representante del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en Colombia. Arribó al país desde Costa Rica, sede central de la organización, donde hacía parte del equipo directivo global. El funcionario ve en la cooperación técnica internacional un instrumento idóneo para promover el desarrollo y la sostenibilidad de los territorios rurales.
¿Cómo está la seguridad alimentaria en la región?
La seguridad alimentaria debería ser una obligación básica consagrada en la constitución de nuestros países. América Latina tiene un gran potencial para la producción de alimentos no solo para la región, sino para el resto del mundo, y particularmente Colombia tiene grandes oportunidades en este sentido por su capacidad estratégica de autoabastecimiento y su creciente productividad. Hay que recordar que el país tiene potencial agrícola y ganadero.
¿Qué tan grave es el problema?
Hoy hay 842 millones de personas en el mundo que padecen severos problema de subnutrición o, muchos de ellos, hambre crónica. 47 millones se encuentran en América Latina a pesar de las condiciones favorables que tenemos para producir alimentos. En 2050, en esta región se deberá alimentar una población cercana a los 1.300 millones de habitantes. Lo anterior quiere decir que tenemos enormes desafíos para producir más y mejor.
¿Y de qué depende superar esos desafíos?
En gran medida, de los avances que se logren para alcanzar una mayor productividad de alimentos de alto valor nutritivo; en la solución de las barreras existentes para la comercialización de nuestros productos a fin de lograr una mayor competitividad; en la sustentabilidad productiva y económica de los productores; en la capacidad para enfrentar las consecuencias derivadas del cambio climático. Cuando la mayoría de las personas tengan acceso físico y económico a suficientes alimentos, inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimentarias y sus preferencias, recién ahí podremos afirmar que estamos en el camino de superación de los desafíos que hoy enfrentamos.
¿Y el papel de la innovación?
Para inducir procesos de innovación en la agricultura, es necesario que exista un ambiente propicio que incluya marcos de políticas articuladas y de su aplicación rigurosa mediante instrumentos que impulsen la producción, la generación de una masa crítica para la investigación y el desarrollo, el fortalecimiento de sistemas innovadores, la atracción de inversiones y el diseño de nuevos modelos de negocios en la agricultura.
Es clave la articulación entre los sectores que promueven el desarrollo tecnológico. Me parece que se han dado pasos importantes en materia de articulación institucional, pero aun así queda mucho por hacer. Desde nuestra organización podemos articular estrategias para mejorar, por ejemplo, la calidad de la producción nacional o el desarrollo tecnológico del sector agropecuario en el país. El IICA es tal vez la herramienta más idónea que está al servicio de sus 34 estados miembros, porque es una organización apolítica, es meramente técnica y puede integrar los esfuerzos que hacen las distintas entidades en forma aislada. Cuenta con la gran facilidad de poder articular iniciativas entre países, movilizar recursos técnicos para llevar a cabo proyectos de desarrollo y asegurar resultados.
¿Le parece que el sector rural está en crisis?
Sí. Lamentablemente este sector ha sido marginado y el consumista, habitante en las grandes ciudades capitales, generalmente le ha dado la espalda al medio rural, provocando una brecha cada vez más grande entre el campo y la ciudad. Se ha instalado una permanente migración de pobladores del campo hacia la ciudad. Estos habitantes del campo no cuentan en sus alrededores con las posibilidades de una mínima formación, se sienten alejados de las condiciones básicas para vivir dignamente, sus proyectos de vida son limitados. Es necesario recuperar el arraigo de las personas a sus territorios, y para ello deben destinarse recursos que promuevan el desarrollo integral de los mismos. Es necesario racionalizar el uso de los recursos físicos, económicos y humanos dedicados a los programas de desarrollo de los territorios. Existe mucha duplicidad de esfuerzos innecesaria, que bajo una administración adecuada, sin dudas daría mejores resultados en beneficio de todos.
¿Cuál ha sido el principal logro de la entidad en los últimos tres años?
Hemos tratado de contribuir al desarrollo de los territorios rurales, mediante la ejecución de proyectos que introdujeron innovaciones tecnológicas; a través de la transferencia de tecnologías apropiadas, facilitando el intercambio de conocimientos, construyendo modelos integrales de gestión territorial que permitan generar un desarrollo sustentable en el sector. También hemos promovido buenas prácticas que permiten mantener sinergias y un adecuado equilibrio entre la explotación agrícola, la explotación minera y la conservación del medioambiente.
Y el agro en el proceso de paz…
Consideramos que el sector agropecuario está llamado a ser un protagonista del proceso de paz. El desarrollo rural, el mejoramiento de las condiciones de vida de los campesinos, la modernización del campo, el establecimiento de políticas públicas claras y diferenciadas para las distintas explotaciones agrícolas, una mejor articulación de las cadenas productivas del sector para lograr una más eficiente producción y comercialización de los productos originarios del campo, son algunos de los temas que tienen estrecha vinculación con nuestra misión, y por ello estamos conscientes de que la contribución de la cooperación internacional puede ser clave para lograr el objetivo de paz.
51 años del IICA
El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), como organismo especializado en agricultura del sistema interamericano, cumplió en Colombia 51 años de colaborar con las autoridades del sector, ejecutando proyectos de desarrollo orientados a mejorar las condiciones productivas, económicas y sociales de las poblaciones rurales. Hoy en día, se está trabajando en cinco grandes líneas temáticas: primero, agricultura familiar; segundo, inclusión territorial; tercero, sanidad agropecuaria y seguridad alimentaria; cuarto, competitividad y acceso a mercados, y quinto, resiliencia, cambio climático y gestión del riesgo.